[OPINIÓN] Richard Arce: Una cruzada nacional por la dignidad de la patria

“No es posible que sigamos aletargados ante tanta deslealtad de la clase política que nos gobierna, porque parecería que queremos dejarles la cancha libre a los sinvergüenzas y corruptos, para que sigan haciendo feria con las tropelías en desmedro de todos los peruanos”.

La crisis de valores que vive el país —con todos los escándalos de corrupción que involucran al Congreso, el Ejecutivo y hasta parte del sistema de justicia— debe llevarnos a la ciudadanía a organizarnos en una gran cruzada nacional, para recuperar nuestra patria de las fauces de la corrupción que ha escalado a niveles sin precedentes.

Por más que se afirme que hemos vivido otros episodios de decadencia y corrupción en nuestra historia republicana, este en especial tiene ribetes de caos y emergencia ciudadana que requiere la atención especial de los ciudadanos de bien y de los políticos que quedan, porque se tiene la obligación de autoconvocarse para hacer frente a tanta ignominia y abuso de poder, sin importar el color político.

Son momentos aciagos que estamos viviendo, pero en este problema percibo que hay una oportunidad para hacer un frente ciudadano que convoque a ciudadanos y líderes de diferentes facciones políticas, para plantearle una salida a toda esta crisis. No es posible que sigamos aletargados ante tanta deslealtad de la clase política que nos gobierna, porque parecería que queremos dejarles la cancha libre a los sinvergüenzas y corruptos, para que sigan haciendo feria con las tropelías en desmedro de todos los peruanos.

Esta reflexión surge ante la pregunta que se repite en estos días: ¿Cuál es la salida a este desmadre del Gobierno y el Congreso? Porque se percibe que pase lo que pase hay como una especie de conformismo y resignación en el ambiente, que no activa ni siquiera las movilizaciones ciudadanas, que por mucho menos movilizaba a miles de personas en las calles. Si no, recordemos en los últimos años las marchas por la ley pulpín, la pretensión de remover a los fiscales Vela y Pérez, o cuando vacaron a Martín Vizcarra en plena pandemia y la movilización se tumbó el gobierno de Merino de Lama.

Hoy la situación que estamos viviendo es surrealista, porque ya no importan las mentiras de la presidenta o que el Congreso apruebe leyes para favorecer economías ilegales. Como sucedió la semana pasada, con las facilidades que van a dar para que adquieran dinamita, que por cierto, esta misma semana sirvió para detonar torres eléctricas que afectan a mineros formales en Pataz, mostrando que el Congreso aprueba leyes y trabaja en pared con la delincuencia infiltrada en la minería ilegal.

Está en nuestras manos organizarnos y enfrentar a estas mafias que han copado el poder.

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