"Ahora queda la sensación de que no sabían qué hacer, si ya tenían inclusive la Ley que regula el proceso del pedido de Cuestión de Confianza ¿por qué tantas dudas? O sino ¿Para qué aprobaron esa Ley que modifica el pedido de confianza, si no la van a aplicar?". (Foto: Congreso)
"Ahora queda la sensación de que no sabían qué hacer, si ya tenían inclusive la Ley que regula el proceso del pedido de Cuestión de Confianza ¿por qué tantas dudas? O sino ¿Para qué aprobaron esa Ley que modifica el pedido de confianza, si no la van a aplicar?". (Foto: Congreso)

El acaba de rechazar de plano la del premier , con lo cual se inicia una nueva etapa en la lucha fratricida en la que se han enfrascado los dos poderes del Estado.

Evidentemente, la decisión que ha tomado la Mesa Directiva tiene todo el respaldo legal y les corresponde a ellos decidir sobre el pedido de Cuestión de Confianza. El problema es que la argumentación no solo es jurídica sino también política, por ende, requería de tener una posición firme y clara del Parlamento frente al pedido del Ejecutivo.

Al contrario, se ha visto un Congreso pusilánime y medroso que, ante la presión ejercida por el Ejecutivo, solo han optado en suspender las sesiones del pleno y han llegado al extremo de la ridiculez, de continuar ayer con la sesión de la semana pasada para que no tengan la obligación del voto de la Cuestión de Confianza.

La inexperiencia de José Williams es deplorable, porque evidencia que no tiene la capacidad para conducir el Parlamento y ni siquiera tiene la muñeca política para responder políticamente la arremetida de Aníbal Torres, quedando en ridículo frente a todo el país.

Ahora queda la sensación de que no sabían qué hacer, si ya tenían inclusive la Ley que regula el proceso del pedido de Cuestión de Confianza ¿por qué tantas dudas? O sino ¿Para qué aprobaron esa Ley que modifica el pedido de confianza, si no la van a aplicar?

Finalmente, como cereza de la torta, está la firma de la congresista Digna Calle, que apunta en el documento su desacuerdo. Habría que explicarle que si ella no está de acuerdo, simplemente no se firma o se consigna en el texto su desacuerdo; hace el ridículo con esta posición ambivalente de firmar y muestra que no solo son novatos, sino inexpertos en las prácticas parlamentarias.

Veremos cuál será la respuesta del Ejecutivo, pero ya estamos viviendo la política del chaveteo que anunciamos y esto tendrá consecuencias.