"Este impresentable que ahora funge de ministro, es pieza clave en el ajedrez de la corrupción en Palacio". (Foto: Parlamento)
"Este impresentable que ahora funge de ministro, es pieza clave en el ajedrez de la corrupción en Palacio". (Foto: Parlamento)

Todo este escándalo en torno al intento de remoción del es la muestra palpable de un plan orquestado desde Palacio para ejecutar una venganza política, todo por el miedo y pánico que tienen a las investigaciones fiscales, que van cerrando el círculo de corrupción en torno al propio presidente.

La Diviac acaba de dar un zarpazo a uno de los integrantes de esta presunta organización criminal de Palacio de Gobierno; capturaron al empresario Daniel Obregón, que había ganado una licitación por 19.5 millones de soles justamente en Anguía, todo dentro del marco del decreto de urgencia promovido por el actual ministro de Vivienda, .

Pero este sujeto, no contento con esta licitación amañada, tuvo otra más por 102 millones de soles con Sedapal, que no se ejecutó por las irregularidades en su adjudicación, pero hay serias evidencias del delito consumado. Tanta suerte en licitaciones se corrobora porque, según las investigaciones fiscales, se descubrió que era el financista de la campaña de Pedro Castillo.

Es tan escandaloso este caso que, según fuentes periodísticas, Obregón consigna como razón social de la empresa un local abandonado en el pueblo joven Pachacútec en Ventanilla, con lo cual se demostraría que es una empresa fantasma y de testaferros.

Hoy deben censurar a Geiner Alvarado, pero ya la fiscalía debería estar tomando las previsiones del caso, porque este impresentable que ahora funge de ministro, es pieza clave en el ajedrez de la corrupción en Palacio y evidentemente está siguiendo los pasos del prófugo de la justicia Juan Silva.

Con tantas evidencias el Congreso tiene suficientes argumentos para la vacancia pero, a pesar de que hay una nueva mesa directiva, es imposible conseguir los votos; por tanto, solo queda el camino del adelanto de elecciones vía reforma constitucional con un referéndum. La pregunta es ¿cómo comprometemos a 66 congresistas a asumir su responsabilidad histórica?