[Opinión] Richard Arce: Las elecciones primarias desapercibidas. (Foto: Melina Mejía / Andina)
[Opinión] Richard Arce: Las elecciones primarias desapercibidas. (Foto: Melina Mejía / Andina)

Esta semana pasó desapercibido un momento importante en la historia electoral del Perú, con la organización y realización de las elecciones primarias, por primera vez, con la participación directa de la ONPE, para elegir a los candidatos a los gobiernos regionales y los municipios provinciales y distritales.

Recordemos que, el pasado 30 de octubre, el Congreso cambió las reglas de juego, respecto de la reforma política que estaba vigente, con la implementación de la modalidad de elecciones primarias denominada PASO, las cuales siguen el modelo argentino, es decir primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias.

En realidad, el Congreso de transición del periodo 2020-2021 también postergó arbitrariamente, el primer día que estuvo en el poder, para que no se aplique en las elecciones presidenciales y congresales del bicentenario.

Por eso es importante resaltar que por primera vez se llevó este proceso electoral, buscando una mayor participación democrática en la selección de los candidatos, lo cual es clave para evitar a los impresentables que tenemos ahora en el poder y que los partidos políticos se eximían de responsabilidad por cada personaje siniestro elegido.

Evidentemente, esta experiencia tiene varias observaciones, que seguro servirán de reflexión para que la ONPE tenga mejores criterios, para lograr una mayor participación, porque esta vez el ausentismo superó el 90%. Por eso, desde esta esquina queremos aportar con algunas lecciones aprendidas de este proceso.

Si bien es cierto que la participación de los electores es voluntaria, deberían invertir más en la convocatoria y exigir a los partidos unos mínimos de participación; el JNE tiene que filtrar el padrón de afiliados que está inflado.

La ONPE tiene que entender la geografía del país y conocer las vías de acceso que limitan la participación de los militantes, porque el criterio de instalar mesas de sufragio solo en un lugar de toda una provincia es discriminador y excluyente, porque llegar al centro de votación significa altos costos y evidentes dificultades de transporte.

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