"Es un objetivo nacional buscar la paz social; por eso es determinante que el Congreso apruebe el adelanto de elecciones para octubre de este año, para atender el pedido mayoritario". (Foto: GEC)
"Es un objetivo nacional buscar la paz social; por eso es determinante que el Congreso apruebe el adelanto de elecciones para octubre de este año, para atender el pedido mayoritario". (Foto: GEC)

Emulando la historia de nuestra república, sobre todo decimonónica, aunque también sucedió en los albores del siglo XX, la convocatoria de la denominada “La marcha de Lima” nos evoca el recuerdo de las movilizaciones que venían del sur, a tomar el poder por los caudillos del momento que encumbraron con éxito varias asonadas. Desde Piérola, pasando por Sánchez Cerro hasta Odría.

Pero hay una gran diferencia. Evidentemente, fueron asonadas violentas, armadas, que se enfrentaban abiertamente al gobierno de turno que respondía también con armas, generándose enfrentamientos sangrientos para lograr el objetivo de un golpe de Estado y tomar el poder.

La movilización que se ha generado ahora en el sur del país es una especie de marcha de sacrificio –un choque cultural definitivamente– que pretende movilizar a miles de peruanos hasta la ciudad de Lima, para exigir que se vayan todos, desde el Ejecutivo y el Congreso.

La primera conclusión a estas alturas de la movilización nacional es que se debe entender que la convocatoria masiva que se ha dado ha tenido efecto y está logrando una participación sin precedentes en las últimas décadas, desde diferentes departamentos del sur del Perú.

Ante esta realidad de la movilización, que se va a dar hoy y mañana, lo primero evidentemente es invocar a una protesta pacífica, que no se caiga en la provocación de la confrontación; ya tenemos muchos hermanos peruanos fallecidos a causa de la espiral de violencia.

Que se prevea los servicios que requiere una muchedumbre movilizada para que la cobertura de servicios de atención sea inmediata, como hospitales de campaña, alimentación, entre otras necesidades, garantizando desde el gobierno el derecho a la protesta que no puede degenerar en vandalismo y menos en violencia.

Es un objetivo nacional buscar la paz social; por eso es determinante que el Congreso apruebe el adelanto de elecciones para octubre de este año, para atender el pedido mayoritario que se vayan todos y volteemos esta página de dolor y miedo que vive nuestro país.