[Opinión] Richard Arce: Guerra fría

La decisión de la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales de aprobar la acusación contra el presidente Pedro Castillo, por una supuesta traición a la patria, es, en realidad, un nuevo capítulo de juego político, esta vez desde la orilla del Congreso, que le da la respuesta al Ejecutivo y a Aníbal Torres, después de haber pretendido plantear la cuestión de confianza.

En realidad, esto es parte de una jugada perversa: pretenden amenazar al otro poder –mostrando los dientes, para intimidar–, sin tener realmente los mecanismos constitucionales para accionar una vacancia o una disolución del Congreso, ya sea por falta de votos o simplemente porque ya se blindaron legalmente.

La consecuencia de este marasmo político es la impunidad, de un Ejecutivo seriamente involucrado en la corrupción y también de un Congreso cómplice, que en realidad juega a engañar al país con supuestas acciones de fiscalización, cuando en realidad solo les importa atornillarse en sus curules. No les interesa el país y ni siquiera se dignan a cumplir su rol de fiscalización y control político.

Esto es un drama para el país, que está sumido en una profunda crisis política y empezamos a vivir las consecuencias de la anomia de un gobierno y las idas y contramarchas de estas acciones políticas interesadas.

Es un despropósito acusar constitucionalmente al presidente por traición a la patria, por una entrevista y el exabrupto de entregar mar a Bolivia. Esto no ayuda en la lucha contra la corrupción; al contrario, le dan argumentos para seguir victimizándose y tener la narrativa previa a la visita de la OEA.

Así que un consejo al Parlamento: así como no quieren vacar al presidente, jueguen con el tiempo y prioricen la acusación constitucional de la fiscal de la Nación. Ahí sí hay pruebas irrefutables y podrían arrinconar al gobierno, con más de 190 medios probatorios que involucran al presidente.

Estaremos atentos a las decisiones que van a tomar en esta semana, porque tendrán consecuencias en el escenario político y el destino del país.