[Opinión] Richard Arce: “El cuento del adelanto de elecciones”

Ayer, la Comisión de Constitución siguió con la farsa de mostrar al país una supuesta voluntad para promover el adelanto de elecciones, con la votación de un nuevo dictamen que evidentemente no tuvo los votos y menos el compromiso con los problemas que vive el país.

No debemos caer en el juego del Parlamento. Estas son solo estrategias que promueve el fujimorismo con Guerra García a la cabeza y algunos congresistas que quieren maquillar sus verdaderas intenciones –de atornillarse a sus curules hasta 2026–. El objetivo del fujimorismo es “lavarse la cara” ante la opinión pública.

Es innegable que hay unos cuantos congresistas que se diferencian, porque han mostrado coherencia, pero son contados con los dedos y, la verdad, no tienen el peso político y menos la trascendencia para cambiar el rumbo de la historia de este Congreso desacreditado. De todas maneras, sería interesante verlos más activos y denunciando las ignominias que cometen sus colegas.

Si bien es cierto que la credibilidad del Congreso ya está por los suelos, en realidad para la mayoría de los congresistas esta desaprobación ni los inmuta, por tanto, no tienen nada que perder y vamos a seguir teniendo un espectáculo deplorable con sus pretensiones y angurrias.

Ya se tumbaron a la Sunedu, implementando una contrarreforma en la institución que había permitido tener mínimos permisibles de calidad educativa, que garanticen la gran inversión que realizan miles de padres de familias, esperanzados con la educación superior de sus hijos. Ahora han vuelto a la vieja manipulación, propiciada desde la entonces Asamblea Nacional de Rectores (ANR).

Las pretensiones de la mayoría de los congresistas atrincherados en el Parlamento son mayores, ahora pretenden tomar la Defensoría del Pueblo y los organismos electorales, para direccionar sus intereses político-partidarios. Debemos estar muy atentos a estas acciones, porque ya han hecho mucho daño al país.

Va a terminar mal este Congreso. Tengo esa certeza por la soberbia y petulancia que veo repetirse.