Lucia Berlin sostiene un cigarrillo en Nuevo México, en 1963. La imagen fue tomada por Buddy Berlin, su tercer marido. Foto: © Estate Lucia Berlin LP.
Lucia Berlin sostiene un cigarrillo en Nuevo México, en 1963. La imagen fue tomada por Buddy Berlin, su tercer marido. Foto: © Estate Lucia Berlin LP.

Lucía Berlín es una escritora estadounidense que empezó a publicar a finales de los 70s. A raíz de este nuevo impulso en el mundo literario de revalorar la obra de escritoras mujeres, se reeditaron sus cuentos bajo los títulos de Manual para mujeres de la limpieza (2016) y Una noche en el paraíso (2018), así como una selección de cartas y fotografías llamada Bienvenida a casa (2019), publicaciones que obtuvieron fama mundial y aclamación por parte de la crítica internacional, algo que Berlín nunca pensó que pasaría.

Tuvo una vida tormentosa. Publicó 77 cuentos a lo largo de ella. El trabajo de su padre hizo que, durante su infancia, Berlín viviese en Chile, después se mudó a El Paso en Texas, Estados Unidos. Su primer marido la abandonó cuando ella tuvo a su segundo hijo. Su segundo matrimonio (instalado en Nueva York) terminó a los 3 años y se mudó a Nuevo México con sus hijos y se casó por tercera y última vez con un hombre adicto a la heroína con quien tuvo dos hijos más. Lucía Berlín sufrió de alcoholismo y pasó por varios centros de desintoxicación. En 1991 ganó el American Book Award, aunque nunca fue una bestseller en vida. Quebrada se desempeñó de profesora sustituta, enfermera de salas de urgencias y personal de limpieza, oficios que también tienen los personajes de sus cuentos.

Las historias de Berlín muestran personajes en su mayoría marginales, desempleados, alcohólicos, violentos o drogadictos en situaciones cotidianas con muchos elementos autorreferenciales. Ha sido la crítica la que con acierto ha asimilado los escritos de Lucía Berlín con los textos minimalistas de Raymond Carver y la marginalidad de los personajes de Charles Bukowski, ambos exponentes del realismo sucio norteamericano. Sin embargo, en Lucía Berlín se puede observar una hispanidad adquirida. Si los cuentos de Bukowski están inspirados en su mayoría en la atmósfera de Los Ángeles y; los de Carver, en el noroeste de los Estados Unidos. Los cuentos de Lucía Berlín están situados en Nuevo México y Texas, con escalas en Chile, Perú y México, países que ella conoció bien. A pesar de las comparaciones, Berlín no fue influenciada por Carver, así lo hizo saber en una de sus cartas: “Escribo como él desde antes de siquiera haberlo leído”. Sin embargo, en sus cuentos se puede notar una profunda influencia de Chejov. De la lectura de sus escritos se desprenden muchos hilos profundos que componen más historias dentro de sus tramas haciendo pasar al lector deliciosos momentos imaginando y suponiendo cosas que las letras no dicen. Como en el cuento Inmanejable: “La mujer palpó debajo del colchón; la botella de medio litro de vodka estaba vacía. Salió de la cama, se puso de pie. Temblaba tanto que tuvo que sentarse en el suelo. Respiraba agitadamente. Si no conseguía pronto algo para beber, le darían convulsiones o delírum trémens.”

Se ha relacionado el nombre de Lucía Berlín con el realismo sucio norteamericano, en su mayoría explotado por escritores varones como John Fante; Richard Ford; Tobias Wolff, John Cheever, Carver, Bukowski. Pero se debe decir que en algunos casos el estilo de Berlín puede llegar ser mucho más eficaz y cautivador en comparación de los nombres antes mencionados. Fue un cáncer al pulmón el que la obligó a retirarse de la escritura en el 2001 y el que la llevó a ayudarse de un respirador artificial para poder respirar. Como menciona en su cuento Volver al hogar: “Había ido al centro y me quedé en el balancín del porche de la entrada con mi tanque de oxígeno portátil a contemplar la luz del atardecer”.

Lucía Berlín murió de cáncer en el 2004, como lo hicieron John Cheever 1982, Carver en 1988 y Bukowski en 1994, de la misma enfermedad.