Un tipo como Antauro, encarcelado por cometer un golpe de estado, por haber asesinado policías y que, además, está orgulloso de ello, sería repudiado en cualquier democracia decente. Pero en el Perú esta llena plazas todas las semanas con mítines y está tomando fuerza como propuesta política. Es ayudado por el partido de gobierno, pero también ha sido aliado de López Aliaga, el flamante alcalde de Lima, en la campaña presidencial de este último. Es decir, que los dos extremos, derecha e izquierda, no tienen problemas en confabularse con Antauro si tienen intereses en común. Además, ante un eventual gobierno suyo, volverán a aparecer los mercenarios políticos que se venden al poder de turno, entre congresistas, alcaldes y gobernadores regionales.