“El INEI reveló que en 2020 la pobreza aumentó casi 10 puntos y retrocedió a niveles de hace 10 años”. (Foto: GEC)
“El INEI reveló que en 2020 la pobreza aumentó casi 10 puntos y retrocedió a niveles de hace 10 años”. (Foto: GEC)

El INEI reveló que en 2020 la pobreza aumentó casi 10 puntos y retrocedió a niveles de hace 10 años. Que 30.1% de la población esté en situación de pobreza bien puede ser parte de la explicación de esa demanda por “un cambio de modelo”.

Como el aumento de pobreza ha sido mayor en zonas urbanas, para quienes vivimos en ellas se ha vuelto más visible: hay zonas donde los jóvenes merodean en busca de un cachuelo para sobrevivir el día y en las esquinas donde hay semáforos se ve cada vez más vendedores ambulantes y personas (en edad de trabajar y sin problema físico visible) con sus niños pidiendo limosna. Muchos pueden recurrir a organizarse con ollas comunes, pero otros ya no pueden pagar el alquiler del cuarto donde vivían con sus familias. En cada una de esas personas es posible ver esos 10 puntos adicionales de pobreza, ese 30%: en cada despedido, sea porque la empresa quebró o sea que quiere ajustar gastos.

Lo cruelmente irónico es que aquel que piensan que será su camino de mejora (Estado empresario, menos inversión privada, bloqueo de importaciones) empeorará su situación en lugar de mejorarla: ya subieron el dólar y los alimentos, ya el Estado demostró que ni siquiera es capaz de cumplir con sus funciones básicas de brindar justicia, seguridad, educación y salud; y que, cuando es empresario malgasta más de US$5,000 millones en una refinería que nadie necesitaba. Ese dinero hubiera podido financiar hospitales y equiparlos.

Pero, la desesperación y también el resentimiento (muchas veces comprensible) impiden a las personas analizar tomando en cuenta la evidencia pasada y se guían básicamente por la situación del momento, lamentablemente agravada por la pandemia. Y piden un cambio radical. Un cambio que nos llevará a mayor pobreza.


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