“La reactivación, los programas sociales, la lucha contra la pandemia (y más) puede lograrse en el marco de la Constitución vigente”.
“La reactivación, los programas sociales, la lucha contra la pandemia (y más) puede lograrse en el marco de la Constitución vigente”.

Por momentos, el discurso del presidente, con una cuota mayor de reclamos respecto a la discriminación de los campesinos y comunidades indígenas, fue básicamente lo que se espera en estas ocasiones: ofrecimiento de obras públicas, más programas de alivio a la pobreza, facilidades para las pequeñas y microempresas. Incluso mencionó, junto a la priorización de la reactivación económica, el respeto a la inversión y propiedad privadas. Pero, su efecto y el de su gabinete, fue la subida del dólar y la caída de valores peruanos.

La reactivación, los programas sociales, la lucha contra la pandemia (y más) puede lograrse en el marco de la Constitución vigente. Pero, no fue capaz de contenerse y remató con su insistencia sobre un cambio constitucional a cargo de una Asamblea Constituyente con representación de pueblos, raza, género, que garantizaría la representación del verdadero Perú. ¿Y si los electores no votan por ellos, cómo asegurará que estén representados? Algo ha de tener bajo la manga y, como lo ha hecho con el gabinete elegido, se vienen sorpresas poco felices para la democracia. Definitivamente, el cambio constitucional no viene por el lado de proteger la libertad y la inversión.

Tanto el discurso como la composición de su gabinete dejan traslucir que el nuevo presidente no está muy interesado en la unión de los peruanos. Ignoró que no solo hubo inmigración china y japonesa; también que la hubo de europeos (¿Castillo?) que vinieron a trabajar o hacer la América, muchos huyendo de la guerra. También la tuvieron difícil y podemos enorgullecernos y decir, como él y muchos otros cuyos inicios fueron de largas jornadas, con salarios de subsistencia, que “yo también soy hijo de este país fundado sobre el sudor de mis antepasados”.

Alguien debe recordarle al presidente que su compromiso es con todos los peruanos. Cierro con la conversación que escuché a 2 mozos que atendían en la tarde del viernes en un local al aire libre. Uno dijo “está lloviendo”. La respuesta de su compañero fue: “No, el Perú está llorando”.


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