[Opinión] Pablo de la Flor: “¿Otra oportunidad perdida?”

Fecha Actualización

14/05/2022 - 07:00

A pesar de las circunstancias externas adversas, la cotización de los metales se mantiene en altos históricos, situación que debería llevarnos a impulsar la producción minera y poner en marcha nuevos proyectos. La última vez que nuestros minerales alcanzaron niveles cercanos a los actuales, nuestra economía creció a tasas que duplican o triplican las actuales.

Para aprovechar esta coyuntura, sin embargo, es indispensable atajar la creciente conflictividad que agita a la industria. Lamentablemente, la inoperancia e indolencia con las que este gobierno viene actuando, lejos de contribuir a frenar el espiral de conflictos, lo exacerba. De ello dan cuenta la paralización de Las Bambas y lo sucedido en Cuajone.

La falta de capacidad del Estado para prevenir los conflictos y su inacción cómplice cuando estos estallan han resultado en la progresiva normalización de los bloqueos, generando incentivos perversos para que distintos grupos adopten formas de protestas más violentas.

El Ministerio de Energía y Minas (Minem), otrora un bastión de una burocracia técnica y competente, ha sido copado por una costra de funcionarios mediocres y escasamente calificados, sin las capacidades mínimas para atender la agenda sectorial. Lo mismo sucede con la PCM, cuyo equipo de especialistas dedicado a ver estos temas ha sido desmantelado.

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No debe sorprender, por tanto, la estrepitosa caída del Perú en el ránking de competitividad minera mundial, ni la sequía de nuevos proyectos de inversión en marcha a pesar de tener una vasta cartera de iniciativas que podrían activarse en lo inmediato.

Estamos a punto de perder otra gran oportunidad para apuntalar el crecimiento económico, y la responsabilidad de ello recae directamente en el gobierno por su impericia, mediocridad y desidia. En ese sentido, las medidas anunciadas por el MEF para agilizar la inversión pública en zonas mineras serán insuficientes si los ministerios responsables no actúan antes para ponerle coto al dañino espiral de conflictividad en curso.

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