"Su testimonio (de Juan Silva) podría ser devastador y enterraría cualquier posibilidad de sobrevivencia de Castillo".
"Su testimonio (de Juan Silva) podría ser devastador y enterraría cualquier posibilidad de sobrevivencia de Castillo".

¿Última jugada? cambia de estrategia. Más tuits que probablemente él no escribe; pasa a la ofensiva con sus ministros escuderos Salas y Chero (probablemente entre ellos esté el nuevo primer ministro que reemplace a ) puliendo, en algo, el estilo, pero apuntando a desacreditar al Ministerio Público que lo investiga y agudizando el ataque contra la prensa que ha destapado varias denuncias contra familiares y amigos. Por cierto, denuncias con las que cerraría el circuito de una presunta organización criminal dirigida desde el nivel más alto del poder.

De comprobarse los testimonios de la lobista Karelim López, del empresario con prontuario Zamir Villaverde y aún con mayor relevancia el de su exsecretario Bruno Pacheco –quien debe probar los indicios de direccionamiento de obras con sus familiares y coterráneos, irregularidades en ascensos policiales y militares, presiones a la Sunat, todo lo cual habría sido ordenado por su entonces jefe, el presidente de la República–, se produciría el fin de su gobierno antes de concluir el periodo constitucional.

Además, están los “tira y aflojes” para la entrega del exministro de Transportes Juan Silva, a quien todavía no encuentra la Policía. Su testimonio podría ser devastador y enterraría cualquier posibilidad de sobrevivencia de Castillo.

En Palacio, Beder Camacho, en las horas previas a que se conociera que Pacheco iba a cantar ante la Fiscalía, intentó inundar las redacciones con información contra la fiscal de la Nación, Patricia Benavides, pero no tuvo éxito. Quería desacreditar cualquiera de las afirmaciones de Pacheco, entre ellas la que señala que fue él quien lo “ayudó a fugar por orden del mismo Castillo”.

Si la renuncia de Torres, que quería irse hace tiempo, es aceptada (lo que no ocurría hasta el cierre de esta columna), habrá nuevo gabinete que deberá pedir la confianza en el Congreso, mientras se prepara otra vacancia. ¿El mandatario, acorralado por investigaciones fiscales, intentará usar su última carta de sobrevivencia? ¿Y el Congreso? ¿Sigue buscando votos? Mientras tanto, el país continúa sin brújula, como un barco a la deriva para la mayoría de los peruanos, pese “al país de maravillas” que dibujó Castillo en su discurso de 28.