[Opinión] Martín Naranjo: El bombero atómico
[Opinión] Martín Naranjo: El bombero atómico

En los años setenta, para Fiestas Patrias, la cartelera de cine limeña incluía de todas maneras alguna de las películas de Cantinflas. Una escena que todavía me gusta mucho proviene de El bombero atómico. Cantinflas quería ser aceptado como bombero y le explicaba al jefe de los bomberos que debían admitirlo porque apagar incendios era su pasión, porque había seguido cuanto camión de bomberos había visto y había estudiado en detalle cada incendio y sabía cual era la mejor manera de apagarlos. “¿Cuál es esa manera?”, le pregunta el jefe de los bomberos. A lo que Cantinflas responde: “La mejor manera de apagar un incendio es llegando 15 minutos antes de que empiece”.

Parece una broma sin mayor sentido, pero en realidad toca la esencia de la gestión de riesgos. Llegar antes es crucial, la prevención es la primera capa de contención y también es la más importante. Esta primera capa de contención es la de las políticas de prudencia. Si la preocupación son los incendios, resultan esenciales las políticas como no jugar con fuego o revisar la calidad de nuestra distribución de gas. En los temas de salud pública, esta primera capa es la de las vacunas y la educación para evitar la enfermedad.

Una segunda capa de contención es la de la acción temprana que se activa cuando se acaba de iniciar el incendio. Es la capa en la que entran en uso los extinguidores. Naturalmente, uno no sale a comprar extinguidores cuando ya se inició el incendio; para poder ser usados, los extinguidores deben estar disponibles siempre. En la salud pública esta es la capa del tratamiento temprano. Mientras mejor es la primera capa, más efectiva será esta segunda capa de contención.

La tercera capa de contención es la del control de daños. Aquí entran a tallar los bomberos que actúan para salvar la mayor cantidad de vidas y contener la expansión del fuego. Si hay que romper vidrios o puertas, se rompen. Si hay que arrojar muebles por las ventanas, se arrojan. En la salud pública esta capa es la del tratamiento intensivo, la de las camas UCI. Nuevamente, mientras mejores sean las capas uno y dos, mejor trabajo podrá hacerse en esta capa.

La pandemia inutilizó las primeras dos capas a la vez. No había vacuna, no sabíamos cómo evitar los contagios y tampoco había tratamiento inmediato. En ausencia de ambas capas se puso en evidencia que la tercera capa, la de las camas UCI y los respiradores, era la única que podía actuar como contención. Todos los sistemas de salud del mundo colapsaron al enfrentar el mismo problema, la tercera capa estaba dimensionada considerando que las dos primeras funcionaban. Sin embargo, no todos reaccionaron con la misma celeridad para ampliar esta tercera capa. Para el Perú, no fue un problema de disponibilidad de recursos; fue sobre todo un problema de incapacidad de gestión logística en el Estado peruano.

Hoy que tenemos vacunas y que tenemos una mejor idea de cómo evitar los contagios, se ha hecho más efectiva la capa del tratamiento temprano y se ha reducido, notablemente, la demanda sobre la capa de las camas UCI y los respiradores. Sin embargo, en el futuro se puede volver a afectar gravemente a nuestra sociedad si es que no fortalecemos la capacidad logística del Estado peruano. Este fortalecimiento es una necesidad vital.

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