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[Opinión] Mario Guerrero: “Y no me digas pobre”
“El retorno al descenso de la pobreza es conocido por el Perú. Requiere foco y esfuerzo en impulsar un crecimiento económico sostenido”.
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El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó recientemente el dato de pobreza monetaria para 2022, definida como la población que no logra cubrir el costo de una canasta básica de consumo, ascendente a S/415 mensuales por habitante. Como era previsible, la pobreza se elevó nuevamente, lo que reflejó el deterioro del bienestar de nuestra población y es motivo de preocupación en todo nivel. En el pasado, Perú ha sido de los países que más rápido han logrado reducir la pobreza sobre la base de crecimiento económico. Desde un nivel cercano al 70% a fines de la década de los 80, la pobreza bajó a 55% en 1999, a 34% en 2009 y a 20% en 2019, es decir, una reducción de 50 puntos porcentuales en 30 años, periodo en que el crecimiento económico promedió 3.7% anual, lo que impulsó el surgimiento de la clase media. Sin embargo, el impacto de la pandemia nos hizo retroceder diez años, con lo que la pobreza se elevó de 20.2% a 30.1% en 2020, reduciéndose a 25.9% en 2021, conforme la economía retornó a la normalidad.
El salto de la pobreza monetaria a 27.5% implica que 9.1 millones de peruanos no cubren el costo de la canasta básica de consumo y se explica en buena parte por la elevada inflación (8.5%), fenómeno global que nos llevó al nivel más alto en 26 años, que afectó de manera generalizada el poder adquisitivo de la población, y de manera particular por el aumento de precios de alimentos y bebidas (+15.2%), cuyo peso en la canasta básica es mayor en los estratos de menores ingresos de la población. A ello se agregó un crecimiento económico pospandemia por debajo del crecimiento potencial y un entorno político de incertidumbre, con autoridades desenfocadas del objetivo de reducir la pobreza. En el área rural, el nivel de pobreza es más álgido (41.1%) que en el área urbana (24.1%), mientras que, en regiones como Cajamarca, Huánuco, Puno, Ayacucho y Pasco, supera el 40%.
El retorno al descenso de la pobreza es conocido por el Perú. Requiere foco y esfuerzo en impulsar un crecimiento económico sostenido, igual o superior al crecimiento potencial (estimado por el Banco Central de Reserva en 2.9%), promover un entorno de negocios adecuado, con estabilidad política y adecuada regulación, que impulse la inversión, el empleo y más recaudación para atender las demandas sociales. A ello se agrega el retorno a un nivel de inflación bajo y estable, dentro del rango meta (entre 1% y 3%), y una moneda atractiva por su estabilidad en la región, para lo cual contamos con un reconocido manejo del BCRP.
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