[Opinión] Mariana Alegre: Escuelas violentas (Foto: Andina)
[Opinión] Mariana Alegre: Escuelas violentas (Foto: Andina)

Esta semana estuvo plagada de noticias horribles pero quiero concentrarme en dos de ellas que están relacionadas entre sí. El intento del Congreso de retroceder en el enfoque de igualdad de género y en el programa de Educación Sexual Integral (ESI) en las escuelas y, por otro lado, el horrible caso de bullying por parte de un niño a otro que ha dejado mucho dolor al tener, aparentemente, una motivación xenofóbica. Ambos casos están vinculados pues nos interpelan acerca de lo que esperamos sean los espacios educativos: lugares que transformen nuestra sociedad para bien. Pero parece que no solo no lo estamos logrando sino que se está haciendo todo lo contrario.

El Congreso, con la complicidad de supuestos extremos políticos, ha logrado aprobar una norma que amenaza la capacidad de las escuelas de poder impartir contenidos relacionados a la igualdad de género que permitirán promover más equidad entre hombres y mujeres así como prevenir misoginia y violencia hacia niñas, adolescentes y mujeres. De igual manera, la ESI es absolutamente necesaria para informar sobre enfermedades de transmisión sexual, explicar el correcto uso de métodos anticonceptivos y reducir la tasa de embarazo adolescente.Parece absurdo que existan objeciones para alcanzar estos objetivos. Parece que los miedos (muchos de ellos inventados) y las Fake News aún no pueden ser desmontados.

Por otro lado, la agresión a la que el niño venezolano fue sometido no solo es absolutamente injusta sino que no parece que se vayan a tomar las medidas adecuadas para evitar situaciones similares. La xenofobia se transmite con cada expresión de odio, con cada comentario molesto contra personas que se encuentran en nuestro país incluso en contra de su voluntad. La falta de humanidad con la que muchas autoridades y líderes de opinión atienden el tema de la migración, no solo da vergüenza sino que trae enormes consecuencias que se reflejan en acciones como la ocurrida esta semana.

No puedo imaginar el dolor de la familia ni tampoco conocer el camino que recorrieron, desde su país al nuestro con la esperanza de encontrar un futuro mejor. Sobrevivir a una pandemia para, finalmente, que vuelvan a abrir los colegios y, de pronto, que sus vidas reciban esta violencia. Las escuelas deben ser lugares seguros y en eso estamos fallando. Podrían ser usadas para perpetuar machismo y discriminación y eso es algo que no podemos permitir. No queremos escuelas violentas.