(Fotos: Anthony Niño de Guzmán/GEC)
(Fotos: Anthony Niño de Guzmán/GEC)

Por Luis Eduardo Cisneros

Tener una posición critica frente a las credenciales democráticas, legitimidad y recursos humanos de los dos candidatos de esta segunda vuelta, implica hoy en día, ser objeto de adjetivos calificativos, insultos y hasta de acusaciones de felonía a la patria, o cómplice del comunismo o terrorismo. La polarización, la desinformación y los cientos de psicosociales que llegan por WhatsApp, generan reacciones extremas como personas abasteciéndose de alimentos enlatados, legumbres y otros bienes esenciales para una supervivencia post-apocalíptica.

El voto crítico, ese 10 a 12 % de peruanos que votarán blanco/nulo, es ya una tercera voz, más allá de las presiones, burlas y satanizaciones a las cuales son sometidos este grupo importante de votantes. Muchos están hartos de tener que dar explicaciones del por qué de esta opción, y optan por el silencio. Sin embargo, este silencio y opción que para los dogmáticos y fanáticos zombis de izquierda y derecha es algo así como “el baile de los que sobran”, será el voto que marque las diferencia en estas elecciones.

Otros que parecen también sobrar en las discusiones de grupos de WhatsApp, y que trascienden las propuestas poco creíbles de ambos candidatos, son esos casi 8 millones de peruanos que durante la pandemia han convivido con la pobreza en sus hogares. La desigualdad y las brechas en salud, educación e infraestructura, son invisibles o secundarias en ciertos ámbitos empresariales, gubernamentales y sectores ciudadanos que incluso ponen en entredicho que esta desigualdad exista.

La incertidumbre y estabilidad política y social venidera (sea el gobierno que sea), es una realidad que nos preocupa a todos. Una realidad que debemos enfrentar con data, empatía social y defensa de la democracia. Visibilizar a “los olvidados”, a aquellos que para muchos no existen, será fundamental para sostener un país más dividido y enceguecido que nunca.

Lea mañana a: Andrés Chaves

VIDEO RECOMENDADO

Castillo sube un punto y medio, Fujimori baja uno y el voto blanco crece un punto