Esta ley va a ser letra muerta, aliada de más informalidad. O motivo de un millón de pleitos domésticos y legales. O más desempleo.
Esta ley va a ser letra muerta, aliada de más informalidad. O motivo de un millón de pleitos domésticos y legales. O más desempleo.

¡Qué cierto es aquel refrán que refiere que el infierno está empedrado de buenas intenciones!

La reciente Ley 31047 sobre trabajadoras domésticas, dada por este Congreso tan estulto, incorpora una serie de exigencias que son encomiables en el papel, pero que van totalmente contra la realidad, por lo que no van a ser cumplidas por el 90% de los hogares que contratan a este tipo de empleados.

Me imagino que solo algunos hogares pudientes de la capital (olvídense del resto de Lima y de provincias) podrán acatar la norma al pie de la letra.

¿Ustedes ven a las amas de casa promedio inscribiendo el contrato de su empleada en el Ministerio de Trabajo o calculando a diario las ocho horas exactas para no pagarle sobretiempo?

¿Creen ustedes que en provincias van a poder pagar el ingreso mínimo al mes? ¿Creen que la clase media y media baja capitalina (y menos aún la provinciana) tiene bolsillos ahora como para pagar, siempre con boleta, además un mes entero como gratificación de julio y diciembre y separar dinero para depositar una CTS anual y un mes de vacaciones?

Hablamos de un costo mínimo de S/14,880 anuales (S/930 x 16) por empleado y en este año de COVID-19. ¿Y qué pensarán las amas de casa cuando se enteren que el despido de una trabajadora doméstica ya no va a ser libre como ahora, sino con una causal, tal como en el régimen privado, y que hasta podría darse una reposición?

¿O que le pueden hacer una huelga, armar un sindicato en su edificio o pedir su sueldo en base a una negociación colectiva? ¿Que la contratación ahora de un empleado doméstico es a plazo indeterminado?

¿Que tienen que pagar además cien días de licencia por maternidad? ¿Que es “discriminación” si salen con uniforme a la calle?

Esta ley va a ser letra muerta, aliada de más informalidad. O motivo de un millón de pleitos domésticos y legales. O más desempleo.

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