“Tengamos en cuenta que el intento de moderación de Castillo es, en realidad, por necesidad y no por convicción”.
“Tengamos en cuenta que el intento de moderación de Castillo es, en realidad, por necesidad y no por convicción”.

El conteo de la ONPE al 100% cerró con una ventaja de 44,058 votos para Castillo, equivalente al 21% de la taquilla de “¡Asu mare! 2” en su primer día de estreno. Sin embargo, mientras que el JNE no resuelva los pedidos de nulidad de actas con irregularidades y anuncie al ganador, no tendremos presidente, aunque algunos intenten hacer creer lo contrario.

Pese a que el proceso electoral no ha terminado, Castillo ya empezó a desfilar por alcaldías y a enviar a técnicos –invitados– a visitar a empresarios para que transmitan un mensaje de moderación y disipen cualquier temor a una eventual expropiación. ¿A qué juega el candidato de Perú Libre?

Tengamos en cuenta que el intento de moderación de Castillo es, en realidad, por necesidad y no por convicción. Si bien todos conocemos su versión “cerronista”, con vínculos a grupos radicales y con ganas de expropiar y renegociar contratos, ello le sería insuficiente para alcanzar su objetivo: convocar una Asamblea Constituyente.

Por ello, para enrumbar al Perú hacia un cambio de Constitución, necesita legitimar su gobierno, para lo cual debe “vender” una versión moderada; no solo para restarle apoyo a Fujimori o para que la economía no sufra (mucho) al inicio de su gobierno, sino para captar una cantidad suficiente de aventureros políticos que “compren” su proyecto constituyente.

Si el JNE lo declara ganador después de una escrupulosa y transparente revisión de actas, no tengan dudas de que perseguirá a como dé lugar instaurar una Constitución castro-chavista en el Perú.

No se deje engañar; el “Castillo moderado” no es más que un lobo bolchevique vestido de cordero caviar.


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