Significa un gran reto luchar contra un gobierno claramente vinculado a organizaciones terroristas del pasado, señala el columnista.
Significa un gran reto luchar contra un gobierno claramente vinculado a organizaciones terroristas del pasado, señala el columnista.

El rotundo éxito de la marcha del 5 de noviembre de la iniciativa #ReaccionaPerú ha quedado en la retina de los más de cien mil participantes, pero también en el hígado de todos aquellos que pensaron que solo participarían “cuatro gatos”. La respuesta ciudadana a la convocatoria está directamente vinculada con la absoluta independencia política de quienes la conforman. Y esto sucede porque la lectura del sentimiento y los deseos de la población ha sido el no querer tener más, en el escenario ni en las plataformas de disertación, a políticos de ataño que, al margen de sus calidades personales, ya no representan sus expectativas. En ese orden de ideas, #ReaccionaPerú avanza. La marcha del 5 de noviembre anuncia entonces que el desmoronamiento del régimen está cerca. Hay que seguir bregando.

Significa un gran reto luchar contra un gobierno claramente vinculado a organizaciones terroristas del pasado, al radicalismo de izquierda, y peor aún, a la corrupción desenfrenada. También es importante entender que son tres campos en los que se le deben vencer: primero, en el campo policial-militar, en el que fueron vencidos en 1992 con la captura de Abimael Guzmán por el GEIN-PNP, y en 1997, con la liberación de rehenes secuestrados por el MRTA en la casa del embajador japonés gracias a los aguerridos comandos Chavín de Huántar.

En el segundo campo, el político, la lucha está en pleno desarrollo. Es decir, las actividades políticas y criminales de Pedro Castillo y sus cómplices que iban viento en popa están siendo detenidas por los cuatro pilares de la democracia: los congresistas patriotas, las redes y los medios de comunicación independientes, los ciudadanos y el equipo especial del Ministerio Publico y la Policía Nacional. Combatir y resistir es la consigna.

El tercer campo, el ideológico, es el desafío más importante para todos los ciudadanos y los políticos. No olvidemos que, después de las gestas históricas que realizó el GEIN y Chavín de Huántar en décadas pasadas, la clase política no hizo nada por proteger la educación del Perú y que, por contrario, fue la corrupción, de izquierda y derecha, la que terminó por carcomer las bases sociales y abrir espacios para los radicales que hoy fungen de gobernantes y de “reserva moral”. Es necesario contraponer a las ideas radicales valores como la paz, la libertad, la vida y la democracia.

Finalmente, los demócratas tenemos la obligación de enfocarnos en lo que nos une y no en lo que nos divide, porque es la única salida a la crisis. También es necesario decir a quienes, con sus viejas mañas políticas, pretenden petardear la unidad de #ReaccionaPerú, a ellos les decimos “no pasarán”. La estrategia está en marcha, con gente nueva, independiente y con ganas de salvar el Perú. Déjenlos trabajar. Gracias, Perú, por reaccionar. Sí se puede.