El criminal Abimael Guzmán sacaba “conejos” de los sombreros. Así, en la década de los 80, justo antes de iniciar la “lucha armada” proclamó que existía la “situación revolucionaria”, señala el columnista.
El criminal Abimael Guzmán sacaba “conejos” de los sombreros. Así, en la década de los 80, justo antes de iniciar la “lucha armada” proclamó que existía la “situación revolucionaria”, señala el columnista.

Desde los albores del socialismo y el comunismo, la “tierra prometida” para un “mejor hombre”, solo ha traído muerte y destrucción a la humanidad. En nombre de la lucha por los derechos, los pobres y por una sociedad igualitaria, se asesinó a más de 150 millones de personas en todo el mundo; setenta mil de ellos son peruanos (según la Comisión de la Verdad y Reconciliación). Ni hablar de las pérdidas económicas al mundo, ni el daño social de estos nefastos proyectos con sistemas caducos como Cuba, Venezuela, Nicaragua, entre otros, que ahora conspiran contra otros países para imponer esta ideología del mal. El Perú ya está siendo víctima de tal conspiración.

Más allá de la validez o no del marxismo y del leninismo, los proyectos que se han promovido, en su nombre, resultaron una verdadera farsa. Por ello cayó el socialismo de la Unión Soviética y sus satélites en todo el mundo. Otro tanto es el supuesto “aporte” del “ilusionista” Mao Tse Tung, conocido como “el hombre de los 70 millones de muertos” durante la “revolución cultural china”, que el otro “ilusionista” Abimael Guzmán trató de encumbrar como la “tercera y superior etapa del marxismo”, dándole el carácter de “ismo” a una teoría que jamás se universalizó y que tiene profundas grietas.

El criminal Abimael Guzmán sacaba “conejos” de los sombreros. Así, en la década de los 80, justo antes de iniciar la “lucha armada” proclamó que existía la “situación revolucionaria”, es decir, las condiciones para iniciar la masacre contra los peruanos. En realidad, sus seguidores de entonces ahora lo desmienten debido a que tal “situación revolucionaria” no existió en aquel momento.

Otro de sus actos de “ilusionismo” fue asesinar a su esposa Augusta La Torre (a) ‘Norah’, por el simple hecho de haber descubierto que el mago sin traje de cola ni galera equivocaba el rumbo de la “revolución”, habiéndola convertido en una maquinaria de matanza alejada del pueblo. El “misterio” de dónde guarda el cadáver algún día será develado, y ahí confirmaremos la manera como él y ‘Miriam’, la solícita segunda al mando, urdieron el “acto de magia” de desaparecerla.

Hoy pretenden vendernos otro “numerito” para la platea, haciéndonos creer que estamos ad portas de una revolución, que ya casi casi “toman el poder” y falta poco para que el pueblo se “levante”. Como siempre, todo falso, todo armado para “salvar” al nefasto pensamiento Gonzalo.

Por eso instamos a las fuerzas del orden y a los políticos a no permitir que cuatro gatos violentos marquen la agenda del país. La estrategia del gobierno debe ser social, pero también operacional, para acabar con estos “magos de pacotilla” y tirar abajo