La pregunta es quién será el sucesor de Abimael Guzmán y cuál será el talante del “novel” cabecilla, señala el columnista. (Ilustración: Giovanni Tazza)
La pregunta es quién será el sucesor de Abimael Guzmán y cuál será el talante del “novel” cabecilla, señala el columnista. (Ilustración: Giovanni Tazza)

Hastiado con su vida y el peso de la muerte de más de 60 mil peruanos por su terrorismo demencial, Abimael Guzmán Reinoso, (a) ‘presidente Gonzalo’, se dispuso en fallecer un día antes del lacerante 12 de setiembre que por casi 30 años lo atormentó. El sábado 11, millones de peruanos lo maldecían entre el odio y la alegría desbordantes. Los ciudadanos hoy pugnan por su incineración y desecho de sus cenizas en los lugares más insólitos para el desprecio que uno pueda imaginar.

El jefe del GEIN, Benedicto Jiménez, en un acto de humanidad, ha dicho que a nadie debe alegrar el fallecimiento de una persona; sin embargo, será difícil pedirle eso a miles de familias peruanas que pagaron caro el precio de ser pobres, niños, campesinos, obreros, dirigentes, ciudadanos nacionales y extranjeros, autoridades civiles y militares y miembros de la Policía Nacional del Perú, quienes fueron cruelmente asesinados.

La pregunta es quién será el sucesor de Abimael Guzmán y cuál será el talante del “novel” cabecilla. Los diversos gobiernos que han enfrentado el terrorismo no previeron esta circunstancia. Sin embargo, del análisis de la documentación pasiva de Sendero Luminoso, como la llamada “entrevista del siglo” hecha por el terrorista Luis Arce Borja en 1988, se puede inferir, sin temor a equivocarnos, que la designación del sucesor ya había sido planeada desde los años 90.

En efecto, en dicho documento (la entrevista), Abimael menciona lo siguiente: que el problema de la “jefatura” se basa en la tesis de Lenin “sobre el problema de la relación masas-clases-partidos-jefes”. En este sentido, refiere que “el partido y la clase generan jefes, generan un grupo de jefes” y en otra parte dice: “En nuestro partido, revolución y guerra popular, el proletariado ha generado también un conjunto de jefes por necesidad histórica”. Es decir, que en Sendero Luminoso hay “jefes” (tal vez no más de 5) y a la muerte de Abimael, lo sucede el siguiente de la lista.

Esto quiere decir que ya hay un sucesor, y es uno de los “jefes” y bien podría estar entre los “dirigentes” en prisión o libertad como Elena Iparraguirre, Osmán Morote, Martha Huatay, entre otros, que solo ellos lo saben. El análisis conductual y de inteligencia estratégica terminarán por develar el secreto en el mediano plazo.

Ser el nuevo “jefe” (o cabecilla) no significa ser un nuevo “líder” que tenga la inteligencia y “habilidades” de Guzmán Reinoso. Su desafío dependerá de su “capacidad” de asumir el “pensamiento Gonzalo” o revisarlo, desarrollar lo avanzado o agudizar y acelerar su llamado “proceso revolucionario” o patear el tablero y llevarlos nuevamente por la senda del terror. En cualquier caso, no es bueno para el país y las futuras generaciones, y por eso la principal estrategia de todos los peruanos debe ser la unidad, no ceder un milímetro al terrorismo comunista en el campo ideológico, político, organizativo y militar. Estamos advertidos.