“Es importante tomar medidas rápidas para no perjudicar los aprendizajes, pero es claro que tenemos un problema grande que arrastramos hace años”.
“Es importante tomar medidas rápidas para no perjudicar los aprendizajes, pero es claro que tenemos un problema grande que arrastramos hace años”.

El último terremoto ocurrido en la región Amazonas ha dejado en evidencia las serias deficiencias que existen en infraestructura educativa a nivel nacional. Son, por el momento, 13 locales afectados por el fuerte movimiento sísmico: 10 locales escolares de Amazonas, dos de Loreto y uno de Piura.

La solución transitoria para no interrumpir aprendizajes ha sido el uso de locales comunes y salones parroquiales, que albergarán a los estudiantes de estas escuelas. Es importante tomar medidas rápidas para no perjudicar los aprendizajes, pero es claro que tenemos un problema grande que arrastramos hace años.

Recordemos, que, en 2018, según la información del Plan Nacional de Infraestructura Educativa, el déficit de infraestructura educativa ascendía a S/100,000 millones, que podrían cubrirse hacia el año 2031. Ello implica una inversión promedio anual de S/10,000 millones en infraestructura educativa para alcanzar esta ambiciosa meta y poder cerrar por fin la brecha existente.

¿Cuánto hemos avanzado en esta tarea?, ¿cuál es el plan del sector para lograr los montos de inversión necesarios para la habilitación y construcción de las escuelas?, ¿tenemos la capacidad de ejecutar un plan de estas dimensiones? Las respuestas a estas interrogantes deben ser parte del plan de acción del Ministerio de Educación. No podemos siquiera pensar en mejorar nuestros indicadores de aprendizaje si nuestros niños no pueden estudiar en espacios adecuados y seguros. Imaginemos lo que podría suceder con la deficitaria infraestructura educativa en ciudades como Piura, Arequipa o Lima si tuviéramos un evento sísmico como el ocurrido en Amazonas. No podemos cerrar los ojos ante este problema, es hora de actuar.

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