[OPINIÓN] Joaquín Rey: Delirios estatistas. (Foto: @photo.gec / Anthony Niño de Guzmán)
[OPINIÓN] Joaquín Rey: Delirios estatistas. (Foto: @photo.gec / Anthony Niño de Guzmán)

Uno de los hechos indiscutibles en materia económica es que el crecimiento de largo plazo es imposible sin inversión privada. En el Perú, esta constituye el 80% de la inversión total, por lo que la inversión pública nunca podrá compensarla.

Otro hecho indiscutible es que en el largo plazo es imposible reducir la pobreza sin crecimiento económico. Por más amplios que sean los esfuerzos del Gobierno en términos de programas sociales y gasto público, la reducción en pobreza solo es sostenible si viene acompañada por un incremento del producto.

De las dos ideas anteriores se desprende que una de las grandes prioridades de la actual administración debiera ser la promoción de la inversión privada, más aún en el adverso escenario actual. De acuerdo con proyecciones del Banco Central de Reserva, el crecimiento de la inversión privada será nulo para este año y muchos analistas coinciden en que podría incluso ser negativo.

No obstante, parece que los esfuerzos del partido de gobierno estuvieran orientados en la dirección exactamente opuesta. Esta semana, la bancada de Perú Libre presentó un proyecto de ley de “nacionalización del cobre y creación de la empresa nacional S.A.C.”.

No hace falta ahondar en las razones por las que este proyecto es una muy mala idea si queremos promover el crecimiento económico. Particularmente absurda es la iniciativa de creación de una empresa estatal, como si el ejemplo de Petroperú no sobrara para ilustrar por qué es mejor evitar las aventuras empresariales del Estado. La petrolera hoy tiene pasivos totales por más de cinco mil millones de dólares, lo que equivale a 3.5 veces el tamaño de su patrimonio. Es decir, una situación financiera a todas luces insostenible. ¿Queremos promover más Petroperús?

Dada la debilitada posición del partido de gobierno, parece improbable que este mamarracho legislativo pase a mayores, pero su sola presentación ya genera un daño. El hecho de que la bancada del partido que llevó a Pedro Castillo al gobierno suscriba un despropósito de esta naturaleza solo da mayores razones a los inversionistas para dudar antes de apostar por el Perú. Total irresponsabilidad.

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LA MEJOR OPOSICIÓN

Ante la debilidad e inefectividad de la oposición para ejercer un contrapeso al Ejecutivo, la prensa cumple hoy un rol fundamental. Es la presión de los medios la que permitió la salida de ministros nefastos como Luis Barranzuela o Juan Silva. Por ello no debe sorprender la hostilidad del Ejecutivo para con la prensa desde los inicios de la administración.

Esta semana, el presidente cumplió 100 días sin dar una sola declaración a los medios. Una actitud profundamente reñida con los valores democráticos, y que a la larga solo debilita al propio mandatario. Pero la hostilidad para con la prensa no se suscribe al Ejecutivo. A pesar de que ya no hay una buena razón para ello, en el Legislativo, los periodistas siguen prohibidos de ingresar al hall de Pasos Perdidos y al hemiciclo, rompiendo una antigua tradición del Congreso.

Aunque esta disposición se entendía durante las fases más críticas de la pandemia, lo cierto es que el escenario es profundamente distinto hoy y que la razón sanitaria no es más que una excusa dado que ya se vienen realizando muchos eventos partidarios o de distinta índole en estos espacios.

Este legítimo reclamo de la prensa no es ningún capricho. La presencia física de los periodistas en Pasos Perdidos y el hemiciclo les permitía abordar a congresistas y dar cuenta de aquello que las cámaras oficiales no registran, como la baja concurrencia de legisladores al Pleno.

No es posible defender a la democracia si menoscabamos el rol de la prensa. Ya estuvo bueno.

* Investigador principal de Videnza Consultores.

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