[OPINIÓN] Joaquín Rey: “¡Adelanto ya!”. (Foto: Congreso TV)
[OPINIÓN] Joaquín Rey: “¡Adelanto ya!”. (Foto: Congreso TV)

Luego de semanas de idas y venidas, prolongados debates y negociaciones tras bambalinas –además de 60 fallecidos en las movilizaciones–, hoy estamos en fojas cero respecto del adelanto de elecciones. El viernes, luego de que la archivara el proyecto de ley del Ejecutivo –último de los cuatro en materia de adelanto de elecciones–, se ha vuelto al estado original de las cosas y, de momento, las elecciones serán en abril de 2026.

Lejos de avanzar, en lo que va del año solo hemos retrocedido, ya que a fines de 2022 por lo menos existía una primera votación aprobatoria para llevar a cabo las elecciones en abril de 2024. Esta votación fue reconsiderada por el Pleno esta semana para votar el proyecto alternativo de elecciones en 2023. Pero, al caerse este segundo proyecto, se perdió soga y cabra.

Algo está claramente mal con nuestro sistema político si este produce resultados que serían elegidos solo por una mínima porción de la población. Según la encuesta de IEP publicada la semana pasada, solo un 5% de peruanos quiere que las elecciones se realicen en 2026. La aplastante mayoría quiere un adelanto de algún tipo, pero los congresistas no acusan recibo del mensaje.

¿En qué están pensando nuestros parlamentarios? Algunos de ellos argumentan que su oposición se debe a que un adelanto en breve plazo no permitiría concretar reformas políticas fundamentales para romper el ciclo de desgobierno que empezó hace seis años. Pero parece evidente que el verdadero interés de la gran mayoría es mantener el poder y los beneficios económicos que vienen asociados a un escaño. Incluso el argumento de las reformas cae en saco roto considerando que no existen los votos necesarios para aprobar cambios fundamentales como la bicameralidad, la renovación por mitades o la redefinición de circunscripciones electorales.

¿Serán conscientes los congresistas de que están jugando con fuego? Probablemente su cálculo sea que las movilizaciones están menguando. Pero hace falta ver algunas cifras para constatar que estamos lejos de ese escenario. Al momento en que escribo estas líneas, 72 puntos de carretera siguen bloqueados a nivel nacional. Y esto solo se complicará luego del desenlace del viernes en la Comisión de Constitución.

Quizás algunos congresistas apuestan a que no resista la presión y sea ella quien renuncie. Este –un escenario que no se puede descartar– en última instancia también llevaría al recorte del mandato congresal, pues implicaría la convocatoria a elecciones generales. ¿Vale la pena entonces seguir sometiendo al país a esta situación de zozobra?

Es evidente que el adelanto de elecciones no ofrece una solución a las causas estructurales de nuestra crisis política, pero, sin duda, ofrece una salida a este episodio particularmente agudo, que, además de cobrar vidas de decenas de compatriotas, tiene a la economía parada.

Aún restan cinco días para que acabe la presente legislatura. Los congresistas tienen todavía la posibilidad de enmendar lo hecho y actuar con responsabilidad. El país los está observando.

*Unas breves líneas para felicitar a esta casa editora por la valiosa decisión de seguir adelante en esta nueva etapa, ahora independientemente del grupo El Comercio. En tiempos tan retadores para la prensa, es gratificante ver que hay quienes se siguen fajando por hacer periodismo valiente, independiente y profesional. El mayor de los éxitos a Cecilia Valenzuela y todo su extraordinario equipo periodístico en este nuevo emprendimiento. La defensa de la democracia bien lo vale.

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