[Opinión] Javier Alonso de Belaunde: Una carta del pasado
[Opinión] Javier Alonso de Belaunde: Una carta del pasado

Cual si se hubiera extraviado durante décadas en la oficina de correos, el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas recibió una carta de exmilitares con un pedido propio de otra época. En la misiva se insta a las FF.AA. a desconocer la futura proclamación de resultados electorales si el JNE termina desestimando los reclamos de Fuerza Popular sobre las actas. Una propuesta tan impropia como inconstitucional.

Naturalmente, no cuestiono que los oficiales en situación de retiro ejerzan su libertad de expresión como cualquier otro ciudadano. La crítica es al contenido golpista del mensaje.

La C33 estableció como finalidad de las FF.AA. “asegurar los derechos de la República, el cumplimiento de la Constitución y de las leyes y la conservación del orden público”. Los generales Velasco (1968), Pérez Godoy (1962) y Odría (1948) la invocaron expresa o tácitamente –el último incluso dando vivas a la democracia– para quebrar el orden constitucional y tomar el poder por la fuerza. Con esa experiencia, el constituyente se vio obligado a reformularla y poner textualmente en la C79, cosa que repite la C93, un principio que debiese ser obvio en toda democracia: las FF.AA. están subordinadas al poder constitucional. No arbitran. No supervisan. No son deliberantes. Es decir: sus decisiones no se pueden imponer a la voluntad ciudadana ni a sus autoridades, incluido el JNE. Su misión es clave, pero está alejada de la política. Consiste en “garantizar la independencia, la soberanía y la integridad territorial de la República” y participar en la solución de problemas de nuestro país, cuando el gobierno lo disponga.

El mundo ha cambiado. Los golpes militares ya no son aceptables. Los civiles que los animan brillarán por su ausencia cuando quienes los perpetren enfrenten las consecuencias legales de sus actos. Asimismo, constituiría una gran traición aislar al país en momentos en que depende del extranjero para enfrentar a la pandemia.

En esta historia, más bien, se debe destacar a quienes son mayoría: los miles de exmilitares anónimos que no han firmado la carta. Buena forma de honrar a sus otrora instituciones, subrayar su rol profesional y renovar el compromiso con el Estado de derecho. El país no puede conmemorar el bicentenario volviendo a la tradición del cuartelazo.

TAGS RELACIONADOS