/getHTML/media/1258536
¿Quién es el responsable por la tragedia del bus de Cruz del Norte en el Puente de Chancay? Adrianzén y MTC se pronuncian
/getHTML/media/1258506
Colapsa puente cerca del Megapuerto de Chancay y cae bus de Cruz del Norte lleno de pasajeros
/getHTML/media/1258489
¿Por qué Dina Boluarte elimina el Proyecto Legado y lo entrega al IPD bajo la sombra de Los Waykis?
/getHTML/media/1258082
Caso Andrea Vidal: La hoja de vida de la extrabajadora del Congreso
/getHTML/media/1258064
¿Quién es Oscar Medelius, el abogado de 'Caracol' que está vinculado a Vladimiro Montesinos?
/getHTML/media/1257909
Andrea Gonzalez: Daniel Noboa y Luisa González avanzan a segunda vuelta en Elecciones Ecuador
/getHTML/media/1258217
Riqra: Una plataforma B2B que revolucionó Latinoamérica
/getHTML/media/1258091
"La Sustancia" y su crítica a los estándares de belleza: ¿le dará a Demi Moore su primer Oscar?
/getHTML/media/1257529
Andrés Hurtado 'Chibolín' sólo quiere hablar con fiscal de la Nación
/getHTML/media/1257517
¿Quién es la docente de la Universidad César Vallejo que será parte de la SUNEDU?
/getHTML/media/1257906
San Valentín: ¿Los peruanos somos románticos? en Ciudadanos y Consumidores
/getHTML/media/1257501
Carlos Galdós de Encendidos sobre el amor, el dolor, el divorcio y otros demonios en San Valentín
/getHTML/media/1257384
La riqueza de Dina Boluarte incrementó en casi 500,000 soles
/getHTML/media/1257505
Los mejores libros para el verano: Thoman Mann, Yoko Ogawa y Tatiana Tibuleac en Biblioteca de Fuego
/getHTML/media/1257239
Audios revelan plan para eliminar al coronel Víctor Revoredo en Trujillo
/getHTML/media/1257099
Gobierno de Dina Boluarte paga por red de espías digitales anti-troll con millones de dinero público
/getHTML/media/1256393
Tren de Aragua: ¿Quiénes son Freddy Toro y 'Mamera' los líderes que dirigen el crimen en Lima?
/getHTML/media/1256098
¿Por qué fue apartado Juan Luis Cipriani de la Iglesia Católica?
/getHTML/media/1255403
La oscura historia del Sodalicio
/getHTML/media/1254341
La necropsia de Andrea Vidal la trabajadora del Congreso
PUBLICIDAD

[OPINIÓN] Jaime Bedoya: Entre el camal y el ruedo

Imagen
Fecha Actualización
Hay dos maneras de vivir la vida. Una de ellas es pendiente de la opinión ajena, acomodándose oportunamente a lo que algunos interpretan como correcto.
En estos tiempos esto supone dejarse llevar por la manada del algoritmo dominante, integrándose a una masa que se siente feliz dueña de la verdad, la única, que por supuesto es la suya y habita en la pantalla de un teléfono celular.
Para tal fin, por supuesto, suma ser antitaurino.
La otra manera de vivir la vida es vivirla como nos sale del forro. Sea este la pared interna de los cojones o los vericuetos mágicos del ovario. Esto supone no acobardarse por tener gustos impopulares y a contracorriente. Sin tener que dar explicaciones por ello y olvidándose, con gentil desinterés, del juicio de terceros.
Para el imperio falaz de las redes, la tauromaquia se ha convertido en una transgresión deplorable. La vieja confiable que te hace lucir moralmente superior, redituando en likes lo que falta en autoestima.
Rechazar las corridas de toros, por supuesto, no impide a los paladines de la moralidad animal empujarse hamburguesas, lomos y anticuchos a discreción, porque el hambre puede más que la coherencia. Aquí la opinión del ecologista español Frank Cuesta sobre los toros.
Se ha explicado un millón de veces que los toros de lidia ya se hubieran extinguido sin las corridas. Su bravura no es funcional para la industrialización en serie que supone el usufructo de los vacunos. Los mansos, vacas y toros, viven reducidos a una vida corta y triste, ordeñándose noche y días mediante máquinas, o sometidos a un engorde veloz esperando el hachazo que los hace sujetos gastronómicos. A un toro bravo lo pones en esa cola y ataca a todos.
Pasa con los humanos. Puedes hacer mansamente y sin escándalo la cola para que te muelan a golpes. O puedes jugarte la vida para ver si tu casta te permite preservarla. En un camal nunca se ha perdonado una vida animal. Ahí es donde el animalismo dogmático derrapa: que los maten, pero que no lo muestren. Claro, como si hubiéramos salido de las cavernas gracias al tofu.
Vivimos en una sociedad que le tiene pavor a la mortalidad, que a fin de cuentas no es sino lo inevitable. Se le oculta, maquilla y pasteuriza. A diferencia del camal, la tauromaquia hace la muerte visible. Expone la muerte segura del animal y la muerte probable del matador. El oficio del torero es jugarse la vida en un ritual pagano, extremo e incómodo, definitivamente anticuado, porque ahora todo es simulación. En una sociedad infantilizada por sensibilidades de cristal un evento que no le tiene miedo a la sangre se ha convertido en una abominación. Pero, un acto sangriento es distinto a un acto sanguinario. La diferencia está en el diccionario.
Lo que pasa en las redes no necesariamente pasa en la vida. En el Perú se calcula que hay más de 5 millones de aficionados a los toros. En Acho, la alcurnia vetusta, apenas hay cuatro o cinco corridas al año. El resto de los 700 festejos taurinos peruanos suceden en provincia, donde hay una comprensión más cruda y honesta de la vida y con la muerte de la que profesa la afectada capital.
Dentro de unas semanas el matador de toros número uno del mundo, que resulta que es peruano y eso para algunos españoles es como si un chileno nos enseñara a hacer cebiche, viene al Perú. No viene a Lima. Se va a Cajamarca, Chota, donde llenará la plaza tres días seguidos. Para los chotanos la chilla de los trolls es como el sonido del aplauso con una sola mano.
El torero se llama Andrés Roca Rey, y siendo nativo digital naturalmente se comunica por las redes sociales. En España sus críticos se valen de eso para camuflar la xenofobia ninguneándolo como ´influencer´, cuando lo que ha hecho es hacerle saber a nuevas generaciones que la vida no es para consumirla frente a una pantalla, sino para jugarte la vida por lo que crees.
Uno de los animalistas más respetables de la historia moderna, Jacques Costeau, lo dijo así:
Solo cuando el hombre haya superado la muerte y lo imprevisible no exista, morirá la fiesta de los toros. Se perderá el reino de la utopía y el dios mitológico encarnado en toro de lidia derramará vanamente su sangre en la alcantarilla de un lúgubre matadero de reses.
Las corridas se acaban el día que la gente deje de encontrarle verdad al rito y solo vea en estas una masacre sin sentido. Mientras tanto, al que no le guste que no las vea. Y que mastique con gusto su ensalada, que la vida es breve.
TAGS RELACIONADOS