Por tanto, el sufrimiento o el desencuentro entre ambos no lo origina el hijo bisexual, manifestándose libremente, no escondiendo su identidad, sino que proviene del prejuicio de la madre homofóbica, quien, por su educación religiosa, y por las anteojeras morales que le imponen en la cofradía en que milita, el Opus Dei, es incapaz de comprender que el mundo no puede estar poblado total y completamente por heterosexuales y solo por heterosexuales, pues siempre hubo y siempre habrá lesbianas, homosexuales, bisexuales y un amplio etcétera que se desprenden del ejercicio individual de la libertad y de la búsqueda del placer.