¿No creen que, la votación electrónica permitiría grandes ahorros, haría más eficiente el conteo de resultados, reduciría el ausentismo?, pregunta el columnista. (Foto: Andina)
¿No creen que, la votación electrónica permitiría grandes ahorros, haría más eficiente el conteo de resultados, reduciría el ausentismo?, pregunta el columnista. (Foto: Andina)

El año pasado, esta columna sustentó la conveniencia de introducir el en tres oportunidades: (; y ). Resaltaba la onerosidad logística de la impresión de planillones, su distribución y su conteo, así como la alta probabilidad de errores involuntarios y “voluntarios” en el conteo de las votaciones en papel. A la vez, vimos el conflicto en las elecciones americanas, cuando Trump reclamó fraude en el envío de votos por correo.

El costo no termina en el conteo inicial: post-votación empiezan las impugnaciones, solicitudes de nulidad y revisión de estas, que además generan zozobra e incertidumbre.

Aunque estos problemas han sido anticipados en varias ocasiones (incluyendo esta columna), no se han tomado acciones preventivas para corregir el sistema de votación en Perú.

La solución es alcanzable: la tecnología de blockchain brinda la seguridad e inviolabilidad de la información; en este caso, del voto. Esta tecnología permitiría que el sistema electoral sea antifraude, eficiente, inalterable, secreto y verificable. ¿Cómo debería de ser con la tecnología? Cada persona contrasta su identificación biométrica y DNI electrónico con los registros digitales de , en tiempo real.

La votación puede ser presencial (con terminales instalados) o remota, a través de dispositivos (laptops, smartphones, tablets), potencialmente reduciendo el ausentismo.

El sistema no permite errores en la votación y, por ende, interpretaciones de miembros de mesa o impugnaciones. El conteo es automatizado e inmediato.

Esta propuesta de solución nos lleva a cuestionarnos paradigmas que el voto de papel, ánfora, y conteo manual, ha traído. ¿Es necesario que esto siga así? Vamos más allá y preguntémonos también: ¿Tiene que hacerse en un día la votación?, ¿por qué no un período de un mes?, ¿no expresaría mejor la voluntad del elector, si a lo largo del período electoral, las personas “corrigen” su voto hasta la fecha de cierre? En Estonia el voto es electrónico y los votantes pueden enmendar su voto hasta el cierre del proceso que dura varios días.

Entonces nos enfrentamos a otro paradigma: ¿deberíamos hacer pública la evolución del voto preliminar, registrada por los votantes antes del cierre? Ello permitiría que los votantes ajusten su voto de manera estratégica según la evolución de resultados preliminares. Así, además, se evitaría la aparición de encuestadoras cuestionables que distorsionan y confunden al elector.

¿No creen que, la votación electrónica permitiría grandes ahorros, haría más eficiente el conteo de resultados, reduciría el ausentismo, permitiría que cada elector pudiera disponer mejor de su voto, mejoraría la credibilidad en el proceso y haría más transparente la elección? Hay razones demás para implementar el voto electrónico y superar creencias establecidas, por las limitaciones actuales.