[OPINIÓN] Hugo Palma: ¿Quiénes son todos?

Pregunta idiota. Pero mire el DRAE y verá que debemos examinarlo si queremos “que se vayan todos”. ¿Quiénes son?

Los que son; hoy. Mañana serán otros. Ahora, “todos” son los miembros del Congreso y del Ejecutivo. Pero debería incluirse a quienes, en muchos sectores del Estado, en todo nivel y rincón del Perú, actúan con menor visibilidad; pero similares inconfesables propósitos. También son “todos”, individualmente o en banda, miembros del Ministerio Público, Poder Judicial, instituciones y gobernadores regionales, alcaldes, concejales, prefectos, supervisores, “educadores” y más. E incluso los centenares o millares “de huevos de dragón” que siembran en cuanto cargo público puedan para mantenerles la camita caliente y seguir agarrando lo que sea.

Los que fueron. ¿Por qué? Simple. Porque lo siguen siendo. Apoyan que se vayan todos “los actuales”, para retomar sus cargos u otros y hacer lo mismo o peor. Mire “los candidatos” para las elecciones de octubre, o si las hay antes mejor, para verificar que ninguno se ha ido. Casi todos apuñalándose por volver “a servir al país”, aunque no tendrán tiempo de hacerlo por la urgencia de sus procesos penales. Mírelos bien. Hace décadas que su actuación intoxica al país, obstaculiza la llegada de no prontuariados, impiden todo intento de reforma, reclaman confianza que son incapaces de ganarse y hasta repitentes contumaces y carcamanes no quieren irse.

Los que quieren ser. A medida que nuestra economía crecía como nunca aparecían millares de vocaciones de consagrar sus vidas “a servir al pueblo”. ¿Qué ven? Que robarle lo que le falta es menor riesgo que robar teléfonos. ¿Cuántos políticos y funcionarios son sentenciados y cumplen penas? ¿Cuánto recupera el Estado de lo robado a los más pobres? ¿Por qué no tratar? Lo único, es necesario ser peruano. Intente, desempleado lector, conseguir por mérito un puesto de ventanilla en el Estado. Más fácil es legislar, gobernar y manejar el dinero del pueblo. Pero no está obligado a hacerlo; y no debe. Se llama decencia.

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¿Y qué se puede hacer? Conocerlos. Con apoyo informático, inscribamos candidatos y/o elegidos para presidente, vice, congresistas, gobernadores regionales, alcaldes o concejales, del 2000 a la fecha. También partidos y frentes y el oscuro peregrinaje de muchos de ellos entre agrupaciones, ideologías, programas, convicciones, ubicaciones, cargos, actuaciones y votos. Obviamente, también sanciones penales, procesos, denuncias; y si hubiere, datos amplios y verificables de su formación, actividades, pago de impuestos, trato a su familia y más. Idealmente debieran promover y participar en ese esfuerzo institutos de investigación, medios de comunicación y voluntarios. ¿Quién apoya la idea? El resultado debería producir horror y repudio. Y eso es bueno, porque el pueblo necesita conocer lo que efectivamente son, hicieron, hacen y quieren seguir haciendo.

Y facilitaría que ingresaran a la política no prontuariados, competentes, experimentados, honestos y cuyas actuaciones, visiones y propuestas demuestren amor al país; en evidente contraste con la maloliente verborrea que, salvo pocas excepciones, desgobierna, maltrata y empobrece al pueblo y ensucia el nombre del Perú.

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