(Foto: Andrés Paredes/GEC)
(Foto: Andrés Paredes/GEC)

Malo es sinónimo de nocivo, indigno, corrupto, perverso y otras perlas. Peor lo que incrementa lo malo, y pésimo lo que no puede ser peor. En nuestro país, los “políticos” se ubican en alguno. Cumplo con señalar: hay excepciones. Decida, desesperado lector, si son 1, 5 o 10%.

Tuvimos 19 candidatos a la Presidencia. El exgobernador que no robó ni dejó robar fue eliminado “de acuerdo a ley”. Normal nomás. Y los otros; si tuviera una gravísima emergencia personal ¿A cuál confiaría su familia? ¿A uno, quizá? Y elegimos Presidente y Congreso. ¿Representación nacional? Parece muy sectorial. Investigadores se ocupan de posibles vinculados a drogas, transportes, minería y tala ilegales, lavado de dinero; universidades empeñadas en exorcizar a la Sunedu y hasta terrorismo.

La descentralización, mágica medicina para la “tiranía limeña”, está en feroz competencia con el gobierno nacional por gastar más y peor. Los expresidentes e innumerables ministros y ex gobernadores regionales y ex alcaldes provinciales, municipales, concejales y ex congresistas y ex altos funcionarios de gobiernos y entidades públicas y ex empleados de ventanilla y ex suman millares de investigados, procesados y condenados por policías, fiscales y jueces que aportan algunos a esta singularísima gobernabilidad.

Gobiernos de todos los niveles se quejan de escasos ingresos. Tienen razón. La recaudación fiscal es pequeña y debe aumentarse. ¿Cómo? Simple, sacarle más a personas y empresas que ya pagan y no decir muy alto que hasta a los más pobres se les quita 18% por IGV.

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¿Alguna otra cosa? No, para nada. Una preguntita. ¿Y no sería posible que gastaran mejor el dinero de los peruanos y les roben menos? No, todo se gasta muy bien. Ya quedan pocos distritos sin Palacio Municipal y más arriba vamos aún mejor. ¿Y la posta médica, la escuela, agua potable y seguridad? Ya ven; no entienden que todo toma tiempo. ¡No nos dejan gobernar! ¿Y la corrupción? Pero, ¿por qué se preocupan? Si todo lo que robamos es, como dice la ley, “…en perjuicio del Estado”. ¿Por qué insisten en que le robamos al pueblo?

Parece pues que estamos en el mejor de los mundos. Y si no nos va bien con los elegidos, el próximo año tendremos más elecciones, y el 2026 otras más. ¿Seguro? Bueno, esperemos; y aunque no haya elecciones, tendremos centenas de millares de candidatos. Hay tentaciones que no se pueden resistir.

Si al menos tuvieran la chispa y donosura del Carreta Jorge Pérez cantando “Parlamanías” de Serafina Quinteras: “Vamos al Congreso a hacer firuletes, una vida nueva vamos a empezar/ Vamos a rajarnos hasta los juanetes, no defraudaremos la fe popular/ Tenemos mil planes de todo tamaño, de todo calibre, de toda extensión/ Gracias al rey mago, en estos seis años, vuelta de campana dará la nación/ Haremos casas de ochenta pisos, ómnibus nuevos, más de cien mil/ Las carreteras correrán solas, buques y aviones en pelotón y las corvinas, sobre las olas, nadarán fritas con su limón/ Serán vitalicios todos los empleos, con sueldo, propina, bonificación; y se harán escuelas para analfabetos que hayan terminado segunda instrucción”.

Pero no se puede esperar ni pedir tanto.

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