Volviendo al pueblo, es evidente que los peruanos enfrentamos enormes problemas y desafíos. ¿Pero qué clamor y de quién exige que se escuche un sector político? No de los 33 millones ciertamente, ni del “Perú profundo” que es la mayoría de los habitantes de Lima, ni de los centenares de miles y pronto millones que se quedan sin trabajo y subsistencia, ni de quienes perdieron bienes, salud, vida por bloqueos y así por delante. Se refieren a quienes se movilizan localmente o por todo el país. Acá debe distinguirse a los pocos voluntarios de los azuzados por toda demagogia y los que reciben viáticos, están en planillas y autorizados a quedarse con lo robado. No exigen nada “social”. Todo es político y sería legal si no cometieran delitos. Pero sin violencia, “no sirve”.