[Opinión] Hernán Díaz: El pandémico virus de la corrupción. (GETTY)
[Opinión] Hernán Díaz: El pandémico virus de la corrupción. (GETTY)

En Cuzco se perdieron por corrupción más de cuatro millones de soles en la construcción de un solo hospital (Hospital Antonio Lorena). En Puno, un congresista de la República le pasa en un apretón de manos un billete de cien soles a un periodista, con la finalidad de que la entrevista se la realice a él, y no a un colega de su propia bancada. En Lima, un general y excongresista es sentenciado a cinco años de prisión por robar combustible al Ejército (general y congresista, no relativicemos la importancia social de ambos títulos). Diferentes montos, diferentes ciudades, diferentes momentos, pero un factor común: la corrupción.

El Perú pierde en un año más de 23 mil millones de soles por corrupción e inconducta funcional, según la Contraloría General de la República. Con solo el 25% de ese monto se hubiera podido cubrir toda la brecha educativa que arrastra el país. El 15% del presupuesto nacional ejecutado en un año se perdió por casos de corrupción, especialmente en transporte, salud y educación. ¿Increíble, no?

En un país, donde año a año la gente muere por frío (y creemos que lo podemos solucionar donando mantas), donde la comprensión lectora es un lujo de pocos (niños y adultos, por cierto), donde transitar por las carreteras es un deporte de alto riesgo; la corrupción se come gran parte del presupuesto: 3% del PBI. Por cierto, en educación, el Gobierno destina poco más de 4%. Así que, más o menos, podemos ver que lo que gastamos en educar a la población total del país es cercano a lo que perdemos por corrupción. Números más, números menos.

El tema es que, pese a que los números sean estratosféricos, la corrupción se sienta a la mesa y cena con nosotros. Está asumida, está viralizada. Es pública y privada. El Perú tiene su propia variante del virus y hasta hoy no hay mascarilla que la aguante. La corrupción tiene una mano que da y una mano que recibe. Preferimos siempre ver la mano que recibe, porque la otra puede ser nuestra o conocida. Claro, es que corrupción siempre hubo, en todos los países. Pero, también es cierto que cada país tiene herramientas diferentes para capear su propia tempestad. El Perú no tiene esa capacidad. Aquí, el óxido carcome la tubería y el agua se está filtrando. En el Perú, la gente se muere por falta de agua, por falta de educación. El día en el que el corrupto se siente en la mesa y nosotros nos levantemos habrá menos corrupción.

Es difícil generar riqueza, es muy difícil conseguir darle un punto más al PBI y nos va a costar mucho más en los años por venir. Si esa vía va a ser muy difícil de transitar, hagamos un sobreesfuerzo por reducir esos 23 mil millones de soles que se pierden. Busquemos darle un punto más al PBI y un punto menos a la corrupción. Estoy seguro de que podemos generar más, distribuir mejor y perder menos.

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