Quiero hacer una reflexión esta Navidad sobre Jesús, pero no desde el punto de vista de la Iglesia, ni siquiera tanto esta vez de su persona, sino de su rol, de su oficio, de su función. Hasta hace unos años asociaba a Jesús con el amor, con el salvador, con el perdonador, y en Navidad, con el niño, con el nacimiento. Pero resulta, para mi grata sorpresa, que Jesús era también un sanador, un “salud-dador”, un maestro de humanidad.