(Foto: Congreso)
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En el Perú es imposible aburrirse, decían, por lo inestable de la política. Un amigo norteamericano me decía que para estar al tanto de lo que pasaba en Perú o se leía 6 periódicos y llamaba a distintos contactos, todos los días, o se dejaba pasar seis meses para ver que todo seguía más o menos igual. Es verdad que somos un país acostumbrado a hacer mucho ruido para producir pocas nueces. Pero ahora la proporción de ruido a nueces ha venido escalando exponencialmente. Hoy, a la mayor parte de las personas la política solo le da asco y no cree en nadie. Y en parte es porque el Congreso, en vez de ejercer su función de fiscalización sobre el Poder Ejecutivo en los temas que sí le interesan a la población, se presta a la narrativa de victimización del presidente Castillo. Miremos dos temas gravísimos para la gente de a pie: hambre y salud.

Según cifras de la FAO, . El deterioro pospandemia es brutal. Más de un tercio de la población ha reducido su consumo de alimentos significativamente y 3 millones han acudido a ollas comunes y comedores populares para poder alimentarse. Ello implica un reto enorme para estas organizaciones, sin recursos para atender esta demanda. ¿Ha hecho algo el Congreso para evidenciarlo? ¿Ha identificado necesidades, políticas necesarias? ¿Citaciones a ministros o alcaldes para saber cómo apoyan? En la última CADE, un panel de cinco personas permitió tener una visión rápida de la magnitud y urgencia del problema, todavía sin atender como se debe.

En términos de salud, lo que ha significado tener cinco administraciones distintas desde julio de 2021 en Essalud, con graves acusaciones de corrupción. Toda esta inestabilidad deteriora, naturalmente, la calidad de la atención para millones de asegurados. De la última CADE también salió el acuerdo entre empresarios y líderes sindicales de cambiar la ley sobre cómo se nombra a la presidencia de esa institución, donde ambos tienen mayoría conjunta en el directorio. ¿Algún proyecto de ley al respecto? La misma inestabilidad se ha dado en el Minsa, con cuatro administraciones al hilo, con diversos cuestionamientos.

En Essalud y Minsa (así como en otros ministerios y entidades públicas), la menor producción de nueces viene acompañada de evidencia clara de corrupción, a veces grosera. Que alguien distribuya casi 100 mil soles en sobres manila con 9 mil soles cada uno y crea que puede obligar a funcionarios a depositarlos en distintas oficinas de un banco es insólito. Que, encima de ello, el gobierno crea que se le debe dar las gracias por servicios prestados al exministro y recolocar al pitufeador en el Mininter ya es categoría Guinness. , entre otros periodistas peruanos, ha reseñado la reacción de los periodistas de investigación a la información sobre corrupción en el Perú en un reciente simposio internacional en Brasil.

Por no ocuparse de los temas que a la gente sí le importan, dedicando harta alharaca a la pelea en la dimensión vacancia-disolución, que se entiende como lucha de poder y no de representación, e incluso iniciando trámites que no tenían votos asegurados, jugando ludo en vez de ajedrez, el Congreso hoy le regala al gobierno la narrativa de la victimización que todavía cala en un sector de la población menos acucioso en el seguimiento de noticias.

Hoy tiene el gobierno, además, un asesor de comunicaciones nuevo, que proviene del Congreso. Van a tener que aprender punta de ballet, para estar a la altura.

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