(Foto: Violeta Ayasta/@photo.gec)
(Foto: Violeta Ayasta/@photo.gec)

Los corruptos siempre fungen de santurrones. Pero eso sí… son cínicos. Su narrativa es idéntica a la narrativa de la integridad. Las palabras transparencia, honestidad, justicia, dios, legalidad, verdad, pueblo, etc., se repiten insistentemente en sus discursos.

Por otro lado, están los que combaten la corrupción. Este es el caso de la fiscal de la Nación –Patricia Benavides– y el equipo de magistrados que la acompañan en esa tarea. También están algunos policías, congresistas, periodistas de investigación y la ciudadanía en general. Ellos también hablan de integridad, justicia y todo lo demás. El problema es que unos lo dicen de verdad, y otros –los corruptos– lo dicen de mentira.

En ese sentido, es difícil discernir entre quién dice la verdad y quién miente. Ante ello –para descubrir la verdad– hay que investigar, ahondar, recurrir a testimonios, pruebas, analizar comportamientos, acumular revelaciones, encontrar coherencias e incoherencias, etc.

Por otro lado, los corruptos no sienten vergüenza de nada. Jamás reconocen coimas, adjudicaciones de obras a dedo, ventas de puestos, etc. “¿Cómo voy a deshonrar la educación de mis padres?”, responde a cada rato el presidente Pedro Castillo. Y la más cínica de todas: “¿Acaso un maestro de escuela podría ser corrupto?”.

Los corruptos siempre denuncian a sus perseguidores en casos de … precisamente, corrupción. Ellos –los corruptos– son los buenos, y en este caso, la fiscal de la Nación –la justiciera– es la corrupta. O sea, el mundo al revés.

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Guardando las distancias, yo puedo dar fe de ello. En el Gobierno Regional de Ica –durante la gestión 2015/2018– combatimos la corrupción muy eficazmente, a todo nivel. Producto de ello, yo y mis colaboradores fuimos denunciados decenas de veces… por corrupción. Incluso, seguimos inmersos en sendos procesos fiscales interpuestos por los mismos funcionarios corruptos, a quienes sancionamos como correspondía.

Por ello –por lo sacrificado que resulta combatir la corrupción en nuestro país– debemos respaldar a la fiscal de la Nación, y a todos los que están librando dicha lucha. Es cuestión de justicia y gratitud. Además, nuestra libertad está en juego. El presidente Castillo y su pandilla quieren aniquilar a todas las instituciones que les resultan incómodas para cometer sus fechorías.

Repito. Así operan los corruptos. Los corruptos siempre fungen de santurrones. El cinismo está en su ADN. Por ello, ¡respaldemos a la fiscal de la Nación y a todos los que la acompañan en su lucha contra la corrupción!

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Jaime Saavedra