“Enfrentamos un reto muy grande en el Perú, donde conocemos muy bien las reformas requeridas, largamente postergadas por gobiernos promercado, y que ahora serán más difíciles de implementar por un gobierno de izquierda”.  (Foto: Andina)
“Enfrentamos un reto muy grande en el Perú, donde conocemos muy bien las reformas requeridas, largamente postergadas por gobiernos promercado, y que ahora serán más difíciles de implementar por un gobierno de izquierda”. (Foto: Andina)

Hace unos días, el Banco Mundial publicó un informe bastante preocupante sobre las perspectivas económicas de la región, debido al nocivo impacto que ha tenido la pandemia en nuestros países. El informe, titulado “Recobrar el crecimiento: reconstruyendo economías dinámicas pos-COVID con restricciones presupuestarias”, concluye que la región perderá otra década si no implementa reformas que impulsen el crecimiento y reduzcan las tensiones sociales.

El Banco indicó que la región está saliendo de la crisis, pero la recuperación es más lenta que lo esperado, pronosticando que sus secuelas tomarán años en desaparecer ya que existen problemas estructurales que deben corregirse. Esperaba que las tasas de crecimiento de la región fueran 1.5% más altas en 2021, considerando la coyuntura internacional favorable. Sus proyecciones de crecimiento para la región están por debajo de 3% para 2022 y 2023. En el caso del Perú, pronostica que tendrá crecimientos solo ligeramente por encima de la región en los próximos dos años debido a la reducción en la inversión privada, insuficiente para atender las demandas de la población (solo 3.2% en 2022 y 3% en 2023). Por otro lado, la Cepal espera que crezcamos por debajo del 3% en ambos años.

La recuperación de la economía de nuestros países enfrenta riesgos, como un resurgimiento del virus, las presiones inflacionarias, el elevado nivel de endeudamiento público y privado en varios países y los déficits fiscales. Por ello, el BM recomendó que se aborden aquellas reformas y políticas que se requieren para acelerar el crecimiento y que nuestros países han sido renuentes de implementar con vigor, incluyendo: una mayor eficiencia en el gasto público a través de mejoras de gestión, una priorización del mismo hacia salud, educación e infraestructura; una reforma tributaria que movilice más ingresos sin afectar el crecimiento; y la promoción de una mayor productividad a través de la inversión, entre otras.

Enfrentamos un reto muy grande en el Perú, donde conocemos muy bien las reformas requeridas, largamente postergadas por gobiernos promercado, y que ahora serán más difíciles de implementar por un gobierno de izquierda. Por ello, me sorprendió cuando este envió una carta a la OCDE ratificando su interés en nuestra membresía en dicha institución. Esperemos que sea una solicitud genuina y no una distracción ya que, para ingresar a la OCDE, debemos mejorar la gobernanza pública, la institucionalidad, la transparencia del Estado, la productividad, entre otros aspectos que evitarían perder otra década.


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