“El enfriamiento esperado de la economía mundial nos impactará de distintas maneras y afectará nuestra capacidad de generar empleos y financiar programas sociales”. (Foto: Bloomberg)
“El enfriamiento esperado de la economía mundial nos impactará de distintas maneras y afectará nuestra capacidad de generar empleos y financiar programas sociales”. (Foto: Bloomberg)

Desde hace un tiempo, muchos consideran que el precio del cobre puede anticipar los ciclos de la economía y por ello pronosticar la proximidad de una recesión o de una recuperación económica, al extremo que, en Wall Street, entre en broma y en serio se le llama ‘Doctor Cobre’, como si tuviera un doctorado en Economía. Aunque muchos dicen que el precio del cobre pronosticó todas las recesiones en EE.UU. en los últimos treinta años, un reciente estudio del banco Wells Fargo concluyó que solo lo hizo en tres de las cinco recesiones que hubo desde 1980. El estudio también encontró que el precio del cobre era un mejor predictor que el National Bureau of Economic Research (la institución americana encargada de anunciar cuando se produce una recesión), que generalmente lo hace cuando ya está en curso.

El viernes pasado, los precios del cobre cayeron a un mínimo en 16 meses por el temor a una desaceleración económica que reduzca la demanda de metales como resultado del rápido incremento de las tasas de interés en EE.UU. y el mundo, y la desaceleración económica en China, que compra alrededor del 50% de la producción mundial. Si la economía mundial sigue desacelerándose, esto impactará en el precio del cobre que seguiría bajando.

Es claro pues que existe una correlación entre los precios del cobre y los ciclos económicos, pero estos no predicen con exactitud el momento del cambio de tendencia. El pico en los precios del cobre se alcanzó en mayo del 2021, ahora su precio está en alrededor de 24% por debajo, incluyendo una fuerte caída de casi 20% en los últimos tres meses. Otros metales como el zinc, níquel, aluminio, plomo y estaño también cayeron de precio, aunque en menor magnitud.

Indistintamente de si el cobre es un buen predictor de una recesión global, lo claro es que las caídas en su precio afectan fuertemente a los países que son los principales productores y exportadores, como el Perú. Impacta nuestros ingresos de divisas, ingresos fiscales y finalmente en la inversión minera, limitando la capacidad de generar empleos. Afectaría también el tipo de cambio y el déficit fiscal, generando presiones al alza en ambos. La dependencia del Perú en el precio de los minerales, particularmente del cobre, se ha analizado en diversos estudios que concluyeron que existe una fuerte relación directa entre sus precios y el crecimiento económico. El enfriamiento esperado de la economía mundial nos impactará de distintas maneras y afectará nuestra capacidad de generar empleos y financiar programas sociales, aumentando el nivel de pobreza en el país. Estamos prevenidos.


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