“Difícilmente podremos aguantar más de lo mismo durante cuatro años. El aumento de precios y la falta de oportunidades laborales está afectando fuertemente a las familias de los segmentos más bajos”.
“Difícilmente podremos aguantar más de lo mismo durante cuatro años. El aumento de precios y la falta de oportunidades laborales está afectando fuertemente a las familias de los segmentos más bajos”.

Parece increíble que hace solo unos años el Perú era considerado como uno de los países con mayores perspectivas en la región. Hoy dejamos de ser un buen referente y un destino interesante para la inversión. Nos encontramos ante un Gobierno sin capacidades para manejar al país en una coyuntura cada vez más complicada, con una economía en desaceleración, precios en aumento, corrupción generalizada, conflictos sociales por doquier y ante el fantasma de una recesión mundial.

Difícilmente podremos aguantar más de lo mismo durante cuatro años. El aumento de precios y la falta de oportunidades laborales está afectando fuertemente a las familias de los segmentos más bajos, lo que irá empeorando por la falta de acciones para remediarlo. Por otro lado, cada vez es más evidente el deterioro generalizado de nuestras instituciones públicas. ¿Cómo convencer al Gobierno y al Congreso que urge hacer cambios?

Necesitamos una reforma política que asegure que haya buenos candidatos al Congreso, para mejorar nuestra democracia y gobernabilidad, y se restablezca un equilibrio sostenible de poderes en el Estado. No es sencillo, ya que a los que tienen que hacer los cambios, los que controlan los partidos y sus congresistas, no les conviene estas reformas de fondo y por ello se oponen a ellas, incluyendo al adelanto de elecciones. Se ha planteado una serie de reformas, como la bicameralidad, la reelección de congresistas, la eliminación del voto preferencial, las elecciones primarias inmediatas en los partidos, entre otras incluso más complejas que implican consensos.

Requerimos nuevos liderazgos que no asoman en el horizonte y una reforma política que evite que terminemos en lo mismo luego de las siguientes elecciones generales. Vivíamos en una burbuja, creyendo que la economía y la política iban por cuerdas separadas, hasta que esta nos reventó en la cara. Sin cambios de fondo, seguiremos en esta senda de desgobierno, corrupción, mayor informalidad y poco civismo. El propósito del Acuerdo Nacional fue generar consensos para lograr reformas de fondo que resuelvan nuestros problemas institucionales, pero a pesar de sus buenas intenciones nunca logró avanzar en ellas, y más bien estamos retrocediendo.

¿Estamos condenados a mantenernos en este callejón sin salida o podemos escapar? Si no nos organizamos como sociedad para exigir un cambio, este no va a ocurrir, ya que implica sentar en la mesa a perro, gato y ratón para conseguir un consenso, lo que no se logrará si la población no lo demanda masivamente. La respuesta la tenemos los peruanos como sociedad, es una tarea difícil, pero no imposible.


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