“Malas políticas económicas llevarían a una devaluación y aumento de precios, lo que afectaría con mayor fuerza a los grupos más vulnerables y a los que tienen ingresos fijos en soles”. (Foto: GEC)
“Malas políticas económicas llevarían a una devaluación y aumento de precios, lo que afectaría con mayor fuerza a los grupos más vulnerables y a los que tienen ingresos fijos en soles”. (Foto: GEC)

El nombramiento de un gabinete radical de izquierda ha sido un duro golpe a la gobernabilidad del país que ya está teniendo efectos sobre distintas variables macroeconómicas, incluyendo el precio del dólar y de nuestra deuda pública, lo que, si no se corrige, incidirá en los precios de muchos productos de primera necesidad y en las tasas de interés. La población rápidamente notará los efectos de la desconfianza sobre las inversiones y su bienestar por su impacto sobre la generación de empleo y los precios.

El titular del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) es quien tiene mejores credenciales entre todos los ministros, pero, a diferencia de sus antecesores, no tiene experiencia en el MEF, no es independiente, tiene un fuerte sesgo ideológico de izquierda y no tendría la fuerza para enfrentar el vendaval de propuestas populistas que viene, incluyendo algunas que se anunciaron en el discurso presidencial, que incluyen más bonos para familias vulnerables, créditos subsidiados para mypes y el agro, un programa masivo de inversión pública para generar un millón de empleos en el primer año, una asignación especial para profesores y una promesa de pensión universal digna sin una definición clara.

El país necesita acelerar la recuperación económica, lo que requiere un ministro que otorgue confianza para así facilitar la inversión, y que sepa decir que no cuando corresponda, para asegurar el buen funcionamiento de la economía y calmar a los mercados financieros. La reciente Encuesta Nacional de Hogares sobre empleo mostró que la población económicamente inactiva hoy asciende a 8.7 millones, cifra récord, 30% superior al año anterior. Necesitamos reactivar la economía dentro de un marco fiscal coherente y generar millones de empleos, pero no engrosando la planilla estatal, sino creando empleos sostenibles de calidad que solo crean las empresas privadas.

Malas políticas económicas llevarían a una devaluación y aumento de precios, lo que afectaría con mayor fuerza a los grupos más vulnerables y a los que tienen ingresos fijos en soles. Se requería un gabinete de concertación conformado por personas con un pasado intachable y conocedoras de sus sectores, capaz de lograr consensos con el Congreso en aras de la gobernabilidad. Lo debió exigir el ministro de Economía, que en pocos días descubrirá que, para hacer una buena gestión, se requiere conocer el sector, tener liderazgo dentro y fuera del mismo, y aliados en el Ejecutivo y el Congreso. Me gustaría que tenga éxito, y se lo deseo, pero en el contexto actual parecería una misión imposible.

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