Biblioteca Nacional del Perú. (Foto: Andina).
Biblioteca Nacional del Perú. (Foto: Andina).

Por Fabiola Vergara Rodríguez (Jefa institucional de Biblioteca Nacional del Perú)

Luego del incendio de la en 1943, se encargó su reconstrucción a Jorge Basadre, quien años antes había trabajado en esta institución y había realizado estudios de bibliotecología en Estados Unidos. Basadre tenía claro que el rescate de la biblioteca no solo debía comprender el edificio y las colecciones bibliográficas, sino que debía ir de la mano con una moderna organización y el diseño adecuado de servicios profesionales. Así, en 1945 creó la primera Escuela Nacional de Bibliotecarios del Perú, la que, algunas décadas después, se trasladó a la Universidad San Marcos para convertirse en la carrera profesional de Bibliotecología y Ciencias de la Información.

Las primeras promociones estuvieron integradas, en su mayoría, por mujeres, una tendencia que se mantiene hasta la actualidad en las estadísticas de ingreso y egreso de la profesión. Actualmente, solo dos universidades imparten la carrera, una pública y una privada, ambas ubicadas en Lima. El grueso de los egresados labora en bibliotecas universitarias, escolares, centros de investigación, archivos, corporaciones, entre otros importantes espacios; y un número muy reducido de profesionales bibliotecólogos labora en las casi 500 bibliotecas públicas municipales de nuestro país, según el Sistema Nacional de Bibliotecas.

En 1967, con la Ley 16801, se declaró el 14 de noviembre como Día del Bibliotecario Peruano, como reconocimiento al aporte de los y las bibliotecarias para la construcción de una ciudadanía democrática y el desarrollo de nuestro país. En la década de 1990, se creó el Colegio de Bibliotecólogos del Perú y desde 2008 existe la Ley 29181, ley del ejercicio profesional en bibliotecología y ciencias de la información.

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Desde la profesionalización de la carrera, los y las bibliotecólogas han aportado al desarrollo de las bibliotecas en nuestro país. En estos espacios, nos encargamos de organizar la información; también buscamos que sean lugares accesibles, acogedores y diversos; acompañamos a las personas a cubrir sus necesidades de información, a encontrar lecturas para entretenerse, a lograr sus metas académicas o a ejercer sus derechos ciudadanos; nos involucramos en los intereses de la gente; y creamos servicios especiales para niños, niñas, estudiantes y personas con alguna discapacidad, por mencionar algunas de nuestra principales tareas. Ello nos lleva a aprender un poco de todo: literatura, filosofía, economía, derecho, educación, historia, ciencia y por supuesto tecnología; nuestra creatividad aflora en las estrategias de difusión y promoción de la lectura; también hacemos eventos, programas y actividades culturales; y construimos comunidades desde la lectura.

¡Feliz día a los y las bibliotecarias del Perú!

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Waldo Mendoza