A la presidenta Dina Boluarte le gustan los Rolex, pero no le gusta comprárselos. Mejor regalados o “prestaditos”, como diría ella. Ahora gana treinta mil soles, pero se los guarda y sigue gastando el dinero de todos los peruanos en lujos y viajes. Ya alista maletas para su undécimo viaje todo pagado. Se va ocho días por Japón e Indonesia, con séquito incluido. Otra gira millonaria que nos cuesta medio millón de soles.
Medio millón de soles gastados en ocho días equivalen al sueldo mínimo de 486 peruanos; los alimentos de un comedor popular por un año, o el dotar de computadoras a varias escuelas en el interior del país. ¿Cuál es el beneficio de semejante gasto?
En este nuevo viaje, Dina viaja nuevamente con su amiga Carmen Giordano, la misma que la acompañó a Francia y que está implicada en el caso Rolex. Giordano habría sido testigo de la entrega del lujoso reloj por parte de Wilfredo Oscorima. Ella viaja como asesora técnica del Gabinete Técnico de la Presidencia. Subirla al avión nos cuesta 37,000 soles aproximadamente (Resolución Ministerial 178-2025-PCM). Será que aplica el dicho: “Favor con favor se paga” o este otro: “Al enemigo o posible delator mejor tenerlo cerca y sonriendo”.
Los viajes de Dina parecen giras internacionales porque, de otra manera, no se entiende la cantidad de pasajeros: cinco ministros y, entre ellos, dos inexplicables: Energía y Minas, y Desarrollo Agrario. ¿Se firmará algún TLC y no estamos enterados? Suben a los vuelos de Dina asesores, edecanes, secretarios, personal de comunicaciones, seguridad. Cada uno de ellos nos cuesta entre seis y diez mil dólares, y cada ministro quince mil dólares aproximadamente entre pasajes y viáticos (550 dólares diarios).
En 2023, Boluarte viajó cinco veces al extranjero. En 2024 acumula una gira por ocho días a la China y este año va por su quinto viaje. En total, 24 días subida a aviones con dinero ajeno. Pero hay quienes dirán que viaja para atraer inversiones; entonces nos preguntamos por los resultados y encontramos que sus viajes a Italia y Alemania costaron un millón de soles, y Dina tuvo reuniones fake y supuestos eventos con empresarios que, en realidad, eran ferias artesanales locales.
Lo curioso es que Boluarte viaja al extranjero, pero casi no pisa las regiones nacionales. Me recuerda a cuando, años atrás, descubrimos a Eliane Karp comprando sus costosos collares y chaquiras en México. Al pedirle explicaciones, un funcionario del entonces gobierno toledista dijo: “Déjala, pobre, es que en el Perú no puede hacer eso”. Parece que algo similar sucede con Dina. Viaja fuera del país porque en las regiones le llueven pifias.
Ni en sus sueños, cuando era funcionaria del Reniec, habrá imaginado cambiar la combi por el avión internacional. La Presidencia queda a cargo del primer ministro, Eduardo Arana, mientras el Congreso aplaude. Abróchense los cinturones porque el déficit fiscal va en subida a costa del próximo destino: ¡chicheñora presidenta!
