Segundo, los populistas son líderes de distinto color político, que se presentan como los verdaderos representantes del pueblo y prometen tener la receta mágica para terminar con los problemas de los excluidos y marginados, a quienes dicen representar. Nunca definen quiénes son parte del pueblo. Sugieren medidas que suenan bien y, como suelen decir, obvias. En economía nada es obvio. Si fuera así, entonces, ¿por qué no se implementan las medidas? Y ahí aparece la larga lista de culpables que aparecen como los enemigos del pueblo y que brotan de los populistas: la clase política, los intereses creados de las autoridades a quienes no les importa el pueblo, los ricos, los bancos, las empresas, los extranjeros que vienen al país y un largo etcétera. El problema es que el populista, en lugar de unir, divide a la población con distintos criterios: ricos contra pobres, buenos contra malos, explotadores contra explotados, extranjeros contra nacionales, etc. No une, sino separa. Dicen que lo hacen por el pueblo, pero ¿quiénes son el pueblo? Usted y yo estimado lector, ¿somos parte del pueblo o del no pueblo?