Los subsidios a la vivienda no son un gasto, son una inversión que luego le retorna al Estado con creces a través, señala el columnista.  (Foto: GEC)
Los subsidios a la vivienda no son un gasto, son una inversión que luego le retorna al Estado con creces a través, señala el columnista. (Foto: GEC)

Mivivienda, que ha sido un instrumento muy eficaz para brindar una solución habitacional a las familias de clase media, está atravesando por una racha de mala suerte.

La semana pasada informamos de una absurda e inconstitucional ordenanza de parte del Municipio de Lima que lo prohibía en siete distritos de Lima, es decir, lugares donde ya no podrán vivir las familias de escasos recursos.

Esta semana se ha conocido de fuentes del propio Fondo Mivivienda, que el Bono al Buen Pagador (BBP), que es el subsidio que forma parte del crédito Mivivienda, solo tiene recursos hasta el mes de agosto. Esto significa que el gobierno entrante encontrará este programa paralizado por falta de recursos.

Se sabe que el sector inmobiliario se está reactivando más rápido que lo estimado, pero no hacer los ajustes presupuestales a tiempo y esperar a poco más de un mes para que se paralice un sistema que ha probado funcionar eficientemente, no tiene nombre.

De varios estudios se sabe que los subsidios a la vivienda no son un gasto, son una inversión que luego le retorna al Estado con creces a través de una mayor recaudación de IGV e impuesto a la renta, además de la reactivación económica y el empleo que genera y que son tan necesarios en la actual coyuntura.

Asimismo, el programa Techo Propio en su modalidad de Construcción en Sitio Propio, dirigido a los segmentos mas necesitados de la población, también se ha quedado sin recursos y se encuentra paralizado.

La casa propia es un anhelo de toda familia y esperamos que en los próximos días la ministra de Vivienda y el ministro de Economía se tomen un café y no dejen que se paralice la vivienda social en el país.