"Habrá que esperar a tener un nuevo Congreso con una menor dispersión de la representación política, para aprobar la restitución del Senado, la elección de congresistas en la segunda vuelta, acotar las causales para la vacancia presidencial, entre otros.Magisterial". (Foto: Congreso)
"Habrá que esperar a tener un nuevo Congreso con una menor dispersión de la representación política, para aprobar la restitución del Senado, la elección de congresistas en la segunda vuelta, acotar las causales para la vacancia presidencial, entre otros.Magisterial". (Foto: Congreso)

Analizando desapasionadamente el proceso político peruano, llegamos a la conclusión de que estamos en una mejor situación de la que teníamos hace unas dos semanas. Nos hemos librado de un gobierno disfuncional y corrupto, lo que trajo un lamentable costo de 26 vidas humanas provocadas por grupos de ultraizquierda, vamos camino a nuevas elecciones generales para renovar nuestra clase dirigencial y el se apresta a debatir los cambios constitucionales necesarios para darle estabilidad al país.

Sin embargo, debemos tener la capacidad de discernir entre lo que es importante y lo que es urgente. Está claro lo importante que resultan los cambios a la Carta Magna que traigan un mayor equilibrio entre los poderes, una mejor representación política y más estabilidad al gobierno de nuestra nación. ¿Pero con una docena de bancadas, o quizás más, se podrán lograr los consensos necesarios para aprobar todos los cambios en dos legislaturas? Definitivamente no. Tendremos que contentarnos con la aprobación de la reelección congresal, eliminación del voto de investidura y alguno otro más.

Habrá que esperar a tener un nuevo Congreso con una menor dispersión de la representación política, para aprobar la restitución del Senado, la elección de congresistas en la segunda vuelta, acotar las causales para la vacancia presidencial, entre otros.

Pero no debemos perder de vista lo que realmente es lo urgente: la situación económica del país. Si todos tuviéramos un ingreso adecuado que nos permita satisfacer nuestras necesidades y la de nuestras familias, entonces podríamos esperar tranquilamente los cambios políticos. Pero tenemos una inflación persistente, un desempleo endémico, las expectativas de los agentes económicos por los suelos y un decrecimiento de la economía mundial. El BCR ha revisado a la baja la proyección del crecimiento para este y el próximo año, lo que confirma que, en materia económica, el año 2023 va a ser uno definitivamente malo y esto es lo urgente.

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Satsumi Kamada