Al parecer hoy, Castillo no entiende que es imposible que pueda seguir ejerciendo la Presidencia, señala el columnista. (Presidencia)
Al parecer hoy, Castillo no entiende que es imposible que pueda seguir ejerciendo la Presidencia, señala el columnista. (Presidencia)

La situación que vive el país es insostenible. El presidente ya no se dedica a gobernar, sino a analizar su situación legal. Esta inacción se extiende también a los ministerios y tenemos, en consecuencia, un gobierno paralizado.

El resultado de lo anterior: 0% de crecimiento, inflación superando el 8%, aumento del desempleo y el subempleo, paralización de las inversiones, por citar solo algunos indicadores.

La última vez que tuvimos un escenario tan grave fue a finales del gobierno de Fujimori en el año 2000. En aquella ocasión las movilizaciones sociales hicieron entender al presidente en funciones lo inviable que resultaba su permanencia en el poder y renunció desde el extranjero. Por otro lado, el Congreso, que había sido elegido hace pocos meses, da una ley en que adelanta las elecciones generales –esto es para presidente y Legislativo– que permitió una salida perfectamente constitucional a la crisis.

Al parecer hoy, Castillo no entiende que es imposible que pueda seguir ejerciendo la Presidencia, ya que la calle está relativamente tranquila y el Congreso no tiene los votos para vacarlo y, además, se resiste a ser disuelto antes del periodo para el que fue elegido. Mientras tanto, se deteriora la calidad de vida de los peruanos.

Si aparecieran más evidencias de corrupción, podrían ser el desencadenante de las protestas ciudadanas que desestabilicen al régimen. Por otro lado, el Parlamento puede reducir la cantidad de votos necesarios para vacar al presidente modificando su reglamento vía una ley. También pueden optar por la suspensión en el cargo. Todo esto después de inhabilitar a Dina Boluarte.

No está fácil la salida, pero afortunadamente hay opciones. Falta consenso y convicción.