Abelardo Oquendo. (Foto: Casa de la Literatura Peruana)
Abelardo Oquendo. (Foto: Casa de la Literatura Peruana)

Recuerdo haber visto en la biblioteca de Fernando de Szyszlo un mechón de pelo de César Vallejo, enmarcado y especialmente iluminado. Era un presente de Georgette, su viuda. Ella había venido a Lima con los originales de España, aparta de mí este cáliz y del conjunto que ella bautizó Poemas en prosa y Poemas humanos (hoy se conoce como Poemas póstumos). El encargado de coordinar la edición era Abelardo Oquendo y corría el año 1966. Una tarde, Abelardo llegó a su departamento y la encontró sentada en el suelo, con los originales desparramados, llorando. Ella le tendió un libro (ignoro cuál). Allí Abelardo leyó una carta, hasta entonces desconocida, donde Vallejo le refería a un amigo que estaba con una “zorra” y daba el nombre de su futura esposa.

“Voy a quemar los poemas de ese miserable”, dijo ella, y en la mano izquierda tenía una caja de fósforos. Abelardo tragó saliva y cerró el libro. Muchos años después había de contarme que en ese momento comprendió que la subsistencia de esos papeles dependía de lo que dijera en los minutos siguientes. Avanzó suavemente y con la voz más sincera que podía fingir le dijo a la mujer que lloraba: “Esta carta no dice lo que Vallejo realmente pensaba. Es una carta de un hombre que ha fracasado y que está en la pobreza, y necesita jactarse de algo ante un amigo. Los hombres hacen ese tipo de cosas, Georgette”. Ella seguía llorando.

El Delfín avanzó un poco más, sudando, y le dijo a la viuda que Vallejo la había amado, que nadie podía dudar de eso, que esa carta era una mera balandronada, que los fósforos… Pero Georgette, ay, siguió llorando. El Delfín se acercó más. Finalmente, estuvo suficientemente cerca e imaginó recursos extremos, pero ella parecía más fuerte que él. Entonces Georgette dócilmente le entregó los fósforos. Abelardo respiró. Y así salvó los manuscritos de Vallejo. Aparecieron en 1968, bajo el sello de Francisco Moncloa Editores. Es una edición facsimilar y numerada, preparada y diagramada por Georgette de Vallejo, y realizada bajo el cuidado de Abelardo Oquendo. Hoy la podemos descargar en PDF, en el sitio web de la Fundación BBVA. Veo que una librería catalana está ofreciendo un ejemplar en 230 euros; no lo ha vendido desde hace ocho años. Y me digo que algún día lo compraré, allí o en otra parte del mundo, y tomaré una taza de té japonés o ruso, como las que Abelardo me invitaba cuando refería este tipo de aventuras.


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