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[OPINIÓN] Camilo Torres: Para salvar a Cervantes

[OPINIÓN] Camilo Torres: Para salvar a Cervantes

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(Foto: ucatolica)
Fecha Actualización
El 19 de septiembre de 1580 fue uno de los más duros días en la vida de Luis Gil, fraile trinitario. Se encontraba en Argel, con dinero para rescatar cristianos esclavos de los turcos y ya había liberado a 185, que clamaban su gratitud a su Dios, pero faltaba uno. Miguel de Cervantes era un sedicioso, responsable de cuatro intentos de fuga, en uno de los cuales fue cogido en medio del desierto cargando su bola de hierro. El rey Hassán Bashá, su amo, sentenció a muerte a sus compañeros, mas perdonó a Miguel, por razones ignoradas y que han levantado lecturas suspicaces. El rey lo había comprado por 500 ducados y ahora no aceptaba menos. Además, Bashá se disponía a partir en su galera a Estambul, de donde nunca regresaba ningún prisionero.
Fray Luis trabó amistad con el problemático esclavo, héroe de la batalla de Lepanto, lo cual aumentaba endiabladamente su precio. Contra la voluntad de sus superiores, el joven Miguel se había batido a pesar de tener fiebre alta y fue herido dos veces en el pecho y una en el brazo izquierdo, que no pudo volver a mover. Lo recompensaron con generosidad y, a su retorno a España con su hermano Rodrigo, recibió entusiastas cartas de presentación. Tales elogios escritos elevaron su precio cuando los turcos asaltaron su nave. Durante cinco años Miguel había masticado la rabia de la impotencia, y veía con horror que la hora de partir como galeote de Bashá se aproximaba.
Su hermano había sido rescatado dos años antes; entonces la familia no pudo reunir suficiente para los dos. Ahora su madre había conseguido 200 ducados y su hermana aportó 50 (de no muy casta procedencia), pero no alcanzaba. Hassán Bashá, evidentemente, prefería no separarse de su esclavo. Fray Luis, con su legendaria capacidad de improvisar, recorrió Argel pidiendo limosna para rescatar al soldado. No fue suficiente. El trinitario no desesperó. Nuevamente, acudió a los mercaderes, prometió, suplicó, amenazó con la ira de Dios y, al final, logró reunir los 500 ducados exigidos. Pero no encontró a Cervantes. Ya había sido embarcado y la galera se disponía a partir para siempre hacia Turquía. Fray Luis irrumpió abordo, pagó a los oficiales turcos y rescató a un despavorido Miguel a último minuto. Veinticinco años después había de incluir la romántica “Historia del Cautivo” en el Quijote. De los prisioneros que partieron en la galera hacia Estambul, nunca se volvió a saber nada.

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