La diferencia es abismal con Bellido, quien no tiene idoneidad profesional ni moral para ocupar el premiarato, señala la columnista. (Foto: José Rojas Bashe/GEC)
La diferencia es abismal con Bellido, quien no tiene idoneidad profesional ni moral para ocupar el premiarato, señala la columnista. (Foto: José Rojas Bashe/GEC)

Todo indica que el presidente finalmente ha asumido el liderazgo que su investidura exige y ha optado por alejarse de las posturas maximalistas de Cerrón y sus adláteres y por seguir la senda del pragmatismo. En su gira internacional, Castillo ya había tratado de perfilarse como un demócrata de centro izquierda que cree en la economía de mercado y en el manejo macroeconómico responsable. Sin embargo, su discurso fue desmentido por sus acciones como gobernante y por la radicalización del cerronismo (Bellido invitó al canciller a renunciar y amenazó con expropiar Camisea). No era más que retórica vacía, pensamos. Pero las modificaciones del gabinete anunciadas ayer representarían una vuelta de tuerca en la gestión gubernamental.

Mirtha Vásquez es una política de izquierda pero que, a diferencia de los (acaso otrora) socios cerronistas del presidente, es respetuosa de las instituciones democráticas y del estado de derecho. La diferencia es abismal con Bellido, quien no tiene idoneidad profesional ni moral para ocupar el premiarato, y quien ha demostrado que subordina la razón y los hechos a su ideología radical, a su dogmatismo desmesurado.

Castillo fue elegido democráticamente en las urnas y ganó con una propuesta de izquierda, y es legítimo que quiera implementarla. Lo que los ciudadanos debemos exigirle al gobierno es que respete la institucionalidad democrática. Eso implica respetar la Constitución, la economía social de mercado y, en general, la institucionalidad vigente. Dos meses con Bellido al mando del premierato le han hecho mucho daño al país, a la ya golpeada economía y a la confianza. Pero no es tarde para revertir el daño: el gobierno debe dar estabilidad y confianza a la inversión privada y a los consumidores (de ellos depende el crecimiento de la economía), debe respetar las instituciones y dejar de coptar espacios en el aparato público, y debe encargarse de los temas de fondo como salud y educación. Esperemos que este gobierno y su renovado gabinete sea consciente del desafío y que este sea el inicio de algo mejor.