"Pocos disentirán en que el actual Congreso es una invitación al desasosiego". (photo.gec)
"Pocos disentirán en que el actual Congreso es una invitación al desasosiego". (photo.gec)

En los últimos días se ha venido discutiendo si el Poder Judicial puede desconocer las competencias funcionales del Congreso y suspender la elección de magistrados del Tribunal Constitucional. Después de escuchar a distintos constitucionalistas concluyo que la respuesta no es categórica, este asunto no es blanco o negro como muchos alegan; existen, más bien, matices.

Pocos disentirán en que el actual Congreso es una invitación al desasosiego. Han festinado procedimientos reglamentarios y han aprobado leyes populistas e inconstitucionales. En poco más de un año el Tribunal Constitucional les ha tenido que enmendar la plana tres veces. Y a pesar de la importancia de elegir a seis de los siete magistrados del Tribunal Constitucional que tienen el mandato vencido, la manera como vienen conduciendo el proceso es cuestionable y poco transparente.

Sin embargo, el Congreso tiene la potestad de elegir a los magistrados y es cuestionable que una jueza desconozca esas competencias funcionales. Esta es una función política de un órgano político. Escuchaba a César Delgado Guembes, experto en Derecho parlamentario, decir algo razonable: que el Congreso es ineludiblemente el espacio de la parcialidad política porque ahí están representados los partidos que tienen sus propios intereses ideológicos, partidarios y políticos.

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Ahora bien, también es cierto que la Constitución ordena que las sentencias judiciales se acaten y ni siquiera el Congreso queda exento del mandato judicial. Lo que debió haber hecho el Congreso, entonces, es acatar la medida cautelar, suspender el proceso y apelar. ¿Y si la jueza excedió sus funciones y desconoció las competencias del Congreso? Es el Tribunal Constitucional el que finalmente tendría que resolver el asunto.

Si queremos que la elección de magistrados del TC sea estrictamente técnica y no política deberíamos preguntarnos si acaso no debería ser otro el ente encargado del proceso de elección.

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